Machine Head, el éxito del inconformismo

Lleva «The Blackening«, nuevo álbum de Machine Head, tres semanas en la calle y el éxito que está cosechando (unas ventas mundiales superiores a cualquiera de los anteriores trabajos publicados y con la crítica rendida a sus pies) enorgullece al frontman Robb Flynn.

La banda de Oakland tocó fondo con «Supercharger«, álbum editado en 2001, tras el cual poca gente esperaba nada positivo del cuarteto. Craso error: la banda regresó con un sensacional disco en 2004 (en el top 5 de ese año para quien esto redacta) titulado «Through the Ashes of Empires«, que Robb Flynn definió como un regreso de la muerte.

La gente de Ultimate-Guitar.com ha pedido al frontman que describa el nuevo disco. «Giramos durante dos años con 'Trough The Ashes' cuando nos metimos con esto y empezamos a componer de nuevo. La cosa que teníamos como en mente era que, en estos dos años desde entonces, muchas bandas han salido y empezado a hacer ese sonido. Si íbamos a apegarnos a esa fórmula probablemente no sería tan fresco. Así que, necesitábamos retarnos y hacer algo extraordinario. Aunque lo más seguro hubiera sido asegurar y quedarnos con la fórmula de 'Through the Ashes'. Pero estábamos en plan, 'No podemos hacer eso. Tenemos qeu llevar esto a otra dirección'. Tratamos de poner algo nuevo y emocionante encima de la mesa, algo así como salir de nuestra zona segura e intentar algunas cosas aterradoras.

Creo que ahí podemos incluir las canciones largas. Tenemos dos canciones de diez minutos y medio y dos de nueve minutos, y nos preguntábamos si nuestra base de fans u otras bandas podrían entender lo que estábamos haciendo. ¿Entenderán nuestros fans lo que estamos haciendo aquí? Creo que al final creen en nosotros y pueden pillarlo. No es como la música pop donde tienes que tener un riff para tres minutos. Podemos hacer mucho de eso. Creo que nuestros fans han aprendido a esperar algo diferente en cada disco. Pienso que, de muchas formas, es algo que también nos han reclamado. Nunca hemos tratado de hacer dos veces el mismo disco. Al final, era una sensación genial, teniendo esa clase de confianza. Durante muchas partes, estábamos componiendo y viendo hacia donde nos llevaba. Cuando finalmente nos sentamos, quedamos tan sorprendidos como todo el mundo al darnos cuenta de que ¡teníamos dos canciones de 10 minutos!»

En referencia a la intro acústica de «Clenching The Fists of Dissent», el frontman comenta: «La cosa acústica es la última cosa que compusimos. Teníamos una intro bastante tontorrona, que odiaba. Era el riff principal y todas las partes heavys. ¡Era triste! Un día estaba haciendo el capullo por casa con la guitarra eléctrica pero sin tenerla enchufada y me vinieron esas notas armónicas. Tratamos de componer las notas más tristes que pudieras oír. Luego se hizo en el estudio. Íbamos a grabar el disco y el segundo día le dije a Dave (McLain, batería), 'Voy a probarlo. He estado intentando hacer esta otra intro pero creo que ésta será mejor'. Así que lo probamos. Cuando la toqué al resto de tíos de la banda, se quedaron, 'Oh Dios mío. ¡Es jodidamente matador!' Seguí con ello y dije, 'Quiero añadirle bajo aquí. Quiero que quede una intro a lo oriente medio'. Habíamos tratado de crear ese rollito tipo Dead Can Dance. »

Tener tantas canciones de larga duración hizo dudar a su compañía discográfica, Roadrunner Records, sobre la configuración del mismo. «La compañía discográfica nos dijo, '¿Estáis seguros de querer abrir con una canción de 10 minutos y medio? ¿Estáis seguros de no querer empezar con algo un poquito más directo? Cuanto más pensamos en ello, yo estaba como, 'Esta es la única canción que puede abrir el álbum'. Pone el tono en cuanto a letras. Sitúa el tono musicalmente. Es una pieza musical que es un puñetazo. Es una de las canciones más brutales, heavys que hayamos compuesto nunca y ¡es divertida de tocar! Estábamos como, 'Esto es'. Era un reto, eso te lo puedo decir. Solo la intro eran 86 pistas. Hay tambores militares. Hay como 20 pistas de tambores militares y 4 pistas de bombos, platillos de marcha. Hay 4 pistas de guitarra acústica y 5 de guitarras eléctricas. Luego entran las voces y el bajo – ¡fue una pesadilla!»

En otra reciente entrevista con el Midwest Metal, Flynn, abundaba sobre la forma de componer estos temas tan largos. «Ten por seguro que no hay una gran perspectiva. ¿No sería genial sentarme aquí y decir, 'Si, tengo una gran visión de una canción de diez minutos y aquí está'? Pero no funciona así. Básicamente, se va construyendo, y estando en el local de ensayo en plan 'Beavis and Butthead'…'Si, esta parte mola, no, esa parte es un truñaco'. Tan simple como eso. Tras hacer esto durante tanto tiempo también hemos aprendido que las primeras impresiones no siempre van a ser primeras impresiones. Hay algo del material del álbum que no me gustaba cuando fue compuesto pero eso puede cambiar en cuando te vas familiarizando con ello o le pones algo delante o detrás. Con estas canciones largas, si las escuchas, son largas, si, pero en muchas maneras aún hay una estructura convencional de canción. Sigue siendo como una canción de pop en el sentido clásico de canción pop, donde hay verso, puente, estribillo, etc. Con nosotros lo que pasa es que hay muchas más partes y transiciones, así que en lugar de volver a lo que hicimos antes en la canción, tratamos de ponerle algo nuevo a la canción. Pero mientras, supongo que construyendo la canción, mientras practicamos, van saliendo nombres en plan, 'Necesitamos una parte de Judas Priest aquí o una parte de Alice In Chains aquí', y normalmente no funciona pero nos tiene probando cosas diferentes y viendo como funcionan. Si miras una canción como 'Clenching…' hay cinco minutos a mitad de la canción que va en un puñado de direcciones diferentes. Lo retrotraemos al segundo verso y de ahí vamos al desarrollo y finalmente al estribillo siendo esa la parte donde finalmente digo, 'Clenching the Fists of Dissent'…Así que lleva algo de tiempo llegar ahí. Así que llegar ahí, por arcano que suene, es simplemente lo que sienta bien. Empezamos a componer esa canción en mayo de 2006 y aún estaba trabajando en cosas de ella hasta noviembre. »

¿Imaginaba Flynn, allá por los comienzos del grupo en 1992, que aún hoy estarían vivos y coleando? «Ni en nuestros sueños más salvajes habríamos pensado que aún estaríamos aquí en 2007. Había gente que nos dijo, 'Ey, aguantaréis como 5 años'. Nos dijeron eso cuando salió nuestro primer álbum. 'Si, puedo veros durar 5 años'. Nadie nos veía durar mucho más que eso, aparte de nosotros. El hecho es que aún seguimos aquí, alcanzando alturas creativas y probablemente haciéndolo mejor que nunca a escala mundial, internacionalmente -al igual que en América- en una de las giras más guapas que podríamos hacer. Es increíble. Mola mucho. Eso se debe a que componemos desde el corazón. Hemos sido consistentes haciendo esa única cosa. Nuestra meta siempre ha sido que ningún disco sonara igual. »

Tras el fracaso de «Supercharger» la banda resolvió su contrato con Roadrunner Records, llegando a estar en una situación cuanto menos delicada. «Pedimos ser liberados de Roadrunner y lo hicieron. En ese momento, teníamos a todos esos sellos vendiéndonos humo sobre como iban a ficharnos. 'Tan pronto como dejéis Roadrunner, tío, estaréis en bla, bla, bla, records'. Quizá fue ingenuo por nuestra parte caer en eso. En ese momento solo estábamos nosotros 3 en la banda. Éramos Adam (Duce, bajista), Dave y yo. No sabíamos que íbamos a hacer pero nos encantaba practicar juntos. Nos encantaba hacer música juntos. Una vez empezamos a componer de nuevo, todo se resumía en componer música de forma muy egoísta. Básicamente estábamos componiendo el disco que queríamos oír pero no lo hacíamos. Eso era 'Through the Ashes'. Pillamos a Phil (Demmel), y Phil llegó en el último tercio del proceso de composición. Ahí lo llevamos a un sitio totalmente diferente. Tenemos mucha historia, crecimos juntos y aprendimos a tocar la guitarra juntos. Nuestras aspiraciones, aún siendo niños, era ser esa especie de equipo como Gary Holt y Rick Hunolt de Exodus. Especialmente en el área de la bahía con todos esos equipos de guitarristas, los 'thrashers', cuando íbamos a ver esos conciertos. Esa clase de sensibilidad fue la que permitió componerlo, y se arrastró hasta 'The Blackening'. «