Weiland: «No le pongáis una cruz a la madre de mis hijos»

Hace unos días os hablábamos de la intención de la ex-mujer de Scott Weiland, Mary, de publicar unas memorias llamadas «Fall To Pieces». El comunicado de prensa que lo anunciaba hablaba del libro como «una montaña rusa visceral por el desorden bipolar, el rock and roll, la cultura de los famosos y el competitivo mundo de la moda de una esposa de una estrella del rock y una drogadicta en recuperación. En la superficie, Mary Weiland, tenía una vida de cuento de hadas. Era una modelo de alto copete casada con la exitosa estrella del rock Scott Weiland, el conocido frontman de Stone Temple Pilots y Velver Revolver. Entonces, se produjo el alboroto en un hotel en Burbank y la histeria de la prensa que reveló al mundo su desorden bipolar y abuso de las drogas.»

Weiland, mediante un comunicado público, ha querido aclarar ciertos aspectos del libro:

«Cuando tenía 16 años, soñé ser una famosa estrella del rock. Nunca supe qué era lo que conllevaba eso -lo bueno, lo malo y los sobresaltos. Pensé que engañar a la belleza traería belleza…No siempre. A los 16, Mary soñó con ser una famosa modelo. Estuvo cerca pero renunció a su carrera por Noah, Lucy (los hijos de la pareja) y por mi. Nunca pudo llegar a ver el 'qué podría haber pasado'.

Bien, como todo el mundo ya sabe, nos estamos divorciando y si, Mary está escribiendo un libro que no he leído pero lo que quiero que todo el mundo sepa es que no tiene nada que ver con la infidelidad. Ni el divorcio ni el libro. Por favor, no le pongáis la cruz a la madre de mis hijos.

Una última cosa…Mi amor por ella nunca acabará. Simplemente nos hemos olvidado de como ser amigos. Ahora ella ha elegido una carrera pública y una que lleva consigo elogios y el escrutinio público. Habrá más de esta clase de cosas con el paso del tiempo…Tanto buenas como malas.

Divorciarse es un infierno, lo tengo bien presente y lidio con ello a diario. Y si lo piensas, ambos tenemos nuestros 'y si…' y 'y si no…' pero no es una historia de engaños y todo lo que pido es no verla llorar.«