Crónica Muse Palau Sant Jordi, Barcelona (24-11-09)

Seguramente la final de la Copa Davis será difícil de olvidar para los que asistieron (o lo intentaron) al concierto de Muse en Barcelona. Primero, porque obligó a un cambio de fechas que pilló medio desprevenido a más de uno; y segundo, por las inquietantes noticias que llegaban de que se había montado la pista de tenis el dia anterior al concierto. Al final, y a tenor de lo que se pudo ver esa noche, ni una cosa ni la otra pareció un impedimiento para que Muse casi llenaran el estadio (en el foso había lugar más que suficiente para albergar a más gente, pero ese lugar estaba reservado para los que compraron entradas para el concierto de Badalona) ni tampoco para que la gente pudiera disfrutar del espectáculo desde pie de pista.

En esta ocasión fueron los Biffy Clyro los que tuvieron la difícil tarea de telonear a unos grandes. El concierto de los escoceses tenía un especial valor símbolico tras la cancelación de sus dos conciertos en España como cabezas de carteles, pero ni las ganas que le pusieron, ni algunos temas como «Living Is A Problem Because Everything Dies», «Who's Got a Match» o la muy manida «Mountains» pudieron hacer frente a un sonido que sólo se podía calificar como terrible. Poco menos de media hora de concierto y los Biffy Clyro nos dejaron con un mal regustillo de boca por lo que pudo haber sido y al final no fue.

Tras la consabida espera para prepararles el terreno llegó el turno de Muse. Tras deslumbrar con el impresionante escenario y su juego de luces/lásers más que efectivo, comenzó lo que iba a ser la tónica del concierto: alternar canciones de último disco «The Resistance» con algunos clásicos del grupo que en directo resultan infalibles, como por ejemplo «New Born», «Stockholm Syndrome», «Plug In Baby» o «Knights of Cydonia». Tal vez un sube y baja que acabó paliado en parte por el espéctaculo que dieron y por la duración del concierto, pero que no acaba de quitar la sensación de que algunas de las canciones del último disco no acaba de cuajar en directo tan bien como deberían. Y el sonido, de nuevo, no fue de aquellos que serán recordados, aunque nos quedó el consuelo de que peor que con Biffy Clyro no fue.

En definitiva, noche de contrastes donde el espéctaculo no faltó, pero en la que se echó de falta ese «más» para que acabara de ser una noche redonda.