Crónica Cavalera Conspiracy, Sala Razzmatazz (05-02-11)

No os entretendremos con explicaciones del culebrón SepulturaMax Cavalera, porque además de que seguramente os lo conoceréis de sobra, acaba aburriendo.

El caso es que Cavalera Conspiracy es lo más cerca que puede haber a un regreso de la formación original de Sepultura; si, no están ni Andreas Kisser ni Paulo Jr. pero si los hermanos Cavalera y su sola presencia en un escenario consigue hacerte retrotraer a aquellos tiempos del “Chaos AD” o “Roots” sin que parezca una banda de versiones, daremos por buena la propuesta.

Roadrunner Records quiso que la presentación mundial en directo del nuevo disco de Cavalera Conspiracy, “Blunt Force Trauma”, fuera una fiesta y para ello organizó un mini-festival con bandas que cubrieron mucho del espectro del rock y el metal moderno existente.

Así, la tarde empezó con la actuación de The Lizards, un trío barcelonés, que presentaba su recién editado álbum “Stalking The Prey” (Kaiowas Records) en el que Carla, María y Mary Katherine hacen gala de sus influencias punk-rockeras. Motorhead, Turbonegro o The Stooges son bandas de las que se oyen ecos en su música y el trío sabe como desenvolverse en el escenario sin que el poco público presente fuese impedimento para que ofrecieran un buen set, corto pero intenso.

El siguiente turno era para los mallorquines Noiseast (Kaiowas Records) que empezaron a marcar territorio para lo que sería el plato fuerte del cartel: Su ‘metalcore’ -no ajeno a tópicos y clichés- encajaba más con los cabezas de cartel. La ejecución de su material fue impecable (excelentes cambios de registro de su frontman Chema) y si bien el resultado final queda en un ‘metalcore’ – ‘deathcore’ en ocasiones demasiado genérico, hay que agradecer sus intentos de progresividad a lo Meshuggah que se oye en varios de sus temas.

Vortice (Kaiowas Records) si tienen bien aprendido el manual de Meshuggah: riffs pesados, cambios de ritmo continuos para lograr con ello un muro que si bien aún les falta por terminar, concierto a concierto, lo van consolidando. Esto no es el pladur que se estila a usar en la mayoría de construcciones de hoy en día (y luego cobradas como si fuesen hechas de diamante) sino que estos barceloneses usan cemento portland para recubrir vigas de hormigón. Sutilezas, las justas.

Preparando como están su nuevo disco, The Eyes (Kaiowas Records) aprovecharon para mostrar algunas de esas nuevas canciones que, dicho sea de paso, les ve coquetear con el ‘metalcore’ melódico, léase los Thrice más cañeros. El show del quinteto fue como suele caracterizar sus conciertos: una banda ensamblada y con una buena experiencias a sus espaldas, comandada por un frontman carismático que sabe como ganarse al público -que a cuentagotas iba llenando la sala- y cuya voz no se resiente de sus idas y venidas y cambios de tono.

Los navarros Berri Txarrak (Roadrunner Records) no merecen mucha presentación a estas alturas: su rock/metal alternativo con tintes hardcore cantado en euskera ya es conocido en el mundo y su concierto estuvo en su tónica habitual. Bien es cierto que quizá no sea la banda más adecuada para anteceder a Cavalera Conspiracy (sin ir más lejos, uno vería más adecuado que The Eyes fueran los teloneros inmediatos) pero dejando esta minucia aparte, los de Lekunberri no han mostrado haber perdido un ápice de su contundencia desde la entrada en la banda del batería Galder Izagirre. Por ejemplo, “Libre ©” sonó contundente a más no poder. Sin duda, lograron caldear al público.

Y al fin, pocos minutos después de las 22h. y con una introducción de música árabe, Cavalera Conspiracy (Roadrunner Records) hacía atronar la sala con “Warlord”, el tema que abre su segundo álbum, “Blunt Force Trauma”. Con un volumen tremendo, Max, Igor, Marc Rizzo (afortunadamente ha madurado y ha acabado los estudios que le hacían ir con la mochila a todos lados) y Johnny “Rasputin” Chow empezaron con fuerza aunque progresivamente Max iba perdiendo fuerza: los años no pasan en balde y, si bien su voz aguanta bien el paso del tiempo, su físico empieza a resentirse y se le ve algo lento y pesado de movimientos.

Los temas del nuevo álbum sonaron rápidos y frescos; sin embargo, uno no acaba de entender que uno de los peores temas del disco, “Killing Inside”, haya sido elegido como presentación porque no es que sea la cúspide de la inspiración. La banda, pese a ello, aprovechó para filmar imágenes que acabarán apareciendo en el vídeoclip oficial.

Tras el repaso a su nuevo álbum -no en vano era la fiesta de presentación- la banda pasó a complacer a los muchos fans que habían venido a ver como los hermanos Cavalera interpretaban algunos clásicos de Sepultura (“Chaos AD” o el fin de fiesta que fue “Roots, Bloody Roots”). No sonaron mal, todo sea dicho, y tampoco, como decíamos al empezar esta crónica, sonaron como si se tratara de una banda de versiones, pero se echó en falta algo más de sentimiento. Igor, excelente. Max aguantando el tipo. Rizzo cumplidor. Y Chow cubriendo el expediente pero… Faltó algo. Aunque, como también decíamos, esto es lo más cercano que nunca tendremos de ver a la formación original así que nos daremos con un canto en los dientes.

Los hermanos Cavalera se despidieron del público (Max enfundado en una camiseta del Barça que ciertamente le quedaba algo “ajustada”) dejándonos con la duda de si habrá mejora o los mejores días han quedado atrás.