Steve Albini se desahoga contra una de las últimas sensaciones del hip hop

A los no muy duchos en hip-hop el nombre Odd Future Wolf Gang Kill Them All (OFWGKTA) no nos dice nada. Pero, según parece, es una de las sensaciones del género que lleva recibiendo los parabienes de la prensa especializada (y no tanto) ganándose etiquetas como la de banda de ‘hip hop alternativo’.

No todo el mundo, sin embargo, le dora la píldora al colectivo integrado por hasta 10 miembros: el legendario productor Steve Albini no se ha cortado en el foro que administra y los ha puesto de vuelta y media, cuenta Antiquiet.

Pasé como 40 minutos con estos gilipollas a finales de mayo y no había querido estrangular a nadie con tantas ganas desde hace mucho tiempo.

Mi banda compartió enlace aéreo con ellos en Barcelona. Llegaron tarde al enlace, tras finalmente ser metidos en vereda por su guardaespaldas, que andaba curándose una herida en la cabeza con una bolsa de hielo envuelta en una toalla. Se metieron, haciendo el negrata con todo el que se les ponía por delante, llamándole hijo de puta al conductor, jactándose de que les iban a chupar la polla y llamando a todo el que estaba cerca de ellos maricón. Entonces, uno de ellos encendió un canuto (o una pipa, no me fijé) y le dijo al conductor que cerrara la puta boca, negrata, y se lo fumó. Una pasajera trató de entablar conversación con uno de ellos pero él se la quedó mirando con una mirada ‘para-mi-estás-muerta’ mientras otro le hacía un par de peinetas en la cara. Durante todo el viaje se quejaron por no estar en un McDonalds y repetidamente le gritaron al conductor para que parara y pudieran pillar un puto McDonald’s, negrata. Entre mezclado entre esas peticiones para ir al McDonald’s había bravuconadas de lo mucho que se masturbaban y se follaban a zorras, negrata, y les pagaban cincuenta de los grandes como un hijoputa. Continuaron quejándose de que el viaje duraba demasiado e insistieron en ser alimentados inmediatamente, de camino al aeropuerto, donde el guardaespaldas, presumiblemente los alimentó. Estoy bastante contento de que ninguno de ellos se dirigiera a mi directamente porque, al menos uno de los dos, se habría arrepentido.

Soy más que consciente de que buena gente puede hacer mal arte y de que gente mala puede hacer buen arte. En última instancia, la función del arte es expresar algo y desplazar una idea de una persona a otra, y las herramientas para ello pueden incluir repulsión e incomodidad. Habiendo estado yo mismo en algunas bandas, gracias, sé que los no versados pueden confundir esos medios como ventanas en el alma del creador. En última instancia lo son, por supuesto, pero no necesariamente en el crudo modo autobiográfico que muchas veces son interpretados.

Todo eso lo sé así que no suelo juzgar rápidamente a una persona basándome en una lectura superficial de su expresión creativa. Peter Sotos es un colega en el que confío implícitamente pese a que sus composiciones me evocan un auténtico asco primario, por usar otro ejemplo violable. Michael Gerald de Killdozer lo dijo mejor en una entrevista, cuando el periodista remarcó que parecía un buen tipo, lo cual era inesperado teniendo en cuenta que los personajes de sus canciones son muchas veces repelentes. ‘Oh, esos no somos nosotros,’ dijo, ‘esos son locos sobre los que cantamos’. Con eso en mente, apoyo al 100% el derecho de Odd Future de rapear de lo que quieran rapear y si no le gusta, que le den. Y que me den a mi. No es de mi incumbencia. No soy parte del público del hip hop y como no diletante, normalmente no respondo cuando lo oigo así que no puedo hacer ninguna valoración crítica de la música de Odd Future pero se salen del camino para dejar claro que esto no es el caso de gente normal haciendo música sobre gilipollas sino gilipollas haciendo música sobre ser gilipollas. No tengo tiempo para eso. Tampoco respondo de forma amable cuando lo hace Ted Nugent.

Si todo es un montaje, un poco rollo Vincent Gallo la vida como un teatro por el beneficio de quien esté sentado a su lado, no es excusa. Es ser gilipollas por ser gilipollas.

‘Sandwitches’ At The House Of Blues