Crónica Samiam, Sala Razzmattazz 3 (23-10-11)

Que mejor manera de pasar un fresco domingo que en una pequeña sala como Razzmattazz 3 para entrar en calor. En este caso la cita era con los veteranos Samiam.

La noche empezó con la banda de Girona, Bullit, que debutaron hace menos de dos años con su primer disco «Squared Wheels«. Con la sala llenándose lentamente, el cuarteto dio rienda suelta a un más que decente hardcore-rock que contó con buena aceptación por el colegueo de los asistentes.

Tras haber dejado calentito el escenario se sube a escena Eric Fuentes & El Mal, con más tablas que los anteriores. Eric nos volvió a demostrar que cuando notas el suelo vibrar es que algo bueno se mueve. Lo cierto que ha conseguido que viéndole en acción se olvide, en cierto modo, su pasado con The Unfinished Sympathy, aunque sea inevitable tener algún 'flash' de recuerdos. Dio una buena dosis de variedad musical madurada, desde momentos vocalmente entrañables a algo de rock'n'roll o happy-pop y algo de post-hardcore. Lo que está claro es que lo da todo, pise donde pise, y consiguió que la sala fuera subiendo de grados calentando los motores de los clásicos Samiam.

Tras un corto periodo de espera, los californianos empezaron el show. Desde finales de los 80 esta banda ha sido fiel a su sonido y referencia de multitud de grupos de la escena (Hot Water Music, Farside, entre muchos otros) que a día de hoy sigue patente y no es de extrañar escuchando en directo temas como «Full on», «Factory», «El dorado» o «80 west».
Fue un no parar de energía derrochada pero para nada perdida que nos hizo recuperar ese sonido cada vez más disperso y a su vez con más raíz hoy en día.

El público de la sala lo fue dando todo por momentos y venía con los deberes bien hechos para terminar la semana de la mejor manera. Si bien es cierto que la voz de Jason Beebout destaca sobretodo y contrasta con su corpulencia, quien se llevó gran parte de la atención fue Sergie Loobkoff (guitarrista) que en todo momento y sorbo a sorbo fue poniéndose a tono lo cual se notó progresivamente en el escenario. Curiosidad tenemos por saber como bajó las escaleras de la sala tras el concierto…

De todos modos una cosa esta clara: hay ocasiones en que deseas que un concierto termine y claramente este no era uno de esos casos. Ahí se demuestra que aunque los años pasen es mejor no perderse un clásico.