En los bises de su primera visita en año y medio a la ciudad condal, Juan Blas, frontman de Nothink aseguraba que el grupo se quitaba una espina de su anterior paso por Barcelona, por un concierto que calificó de “algo frío”. Estuvimos ahí y no tuvimos esa sensación si bien es cierto que la concurrencia del concierto de la sala Apolo 2 estuvo más animosa y si es posible que hubiera mayor complicidad entre público y banda.
La noche organizada por Revolta/Rockzone la abrieron los mallorquines Fura, que bajo el ala protectora de Blas van abriéndose camino poco a poco en el saturado nicho del ‘post-rock’. Su sonido se mueve entre el más pesado de Pelican hasta los momentos más reflexivos de Explosions In The Sky, sin ofrecer nada que no hayamos oído antes pero sin embargo, lo que ofrecen tiene buena factura y buen acabado. Su directo es bueno aunque deben mejorar los tediosos interludios y largas esperas entre tema y tema, algo con lo que lograrían mayor continuidad e identificación con el público. De cualquier modo, seguiremos atentos la carrera del cuarteto mallorquín que a lo largo del año publicará su disco debut.
Sin un minuto de retraso, Nothink se subían al escenario de la2 y lo cierto es que lo hicieron con una primera ráfaga que ningún chaleco antibalas podría aguantar: “Coleman’s Fields”, “Crows Of Tragedy” y “Enemy’s Meeting Point”, seguidas y sin respiro, fue una excelente manera de empaparse sin vacilaciones en el mar Nothink. Y una vez zambullidos, lo siguiente era dejarse remolcar y disfrutar del viaje. La voz de Blas sonó como suele (esto es, bien) y su guitarra tan afilada como siempre mientras que Alex Ferrero (¿soy yo o tiene un parecido razonable con Sam de “El Señor de los Anillos”?) y Miguel Peñas acompañaron con eficiencia y potencia para volver a demostrar que su directo está, sin duda, en la Champions League del rock alternativo ya no solo nacional sino europeo y mundial.
El trío aprovechó también para tocar por primera vez en directo su nuevo single, “Let Me Go”, que no desentonó entre temazos como “Welcome To Hill Valley” o la siempre tremenda “Kill! Kill! Genocide” y provocó esa sensación que no tantos grupos logran: cerrar los ojos y saber que es un tema de Nothink.
Concluyendo: un concierto de Nothink es sinónimo de buena música, buen directo y disfrute generalizado. No fue la excepción la noche del pasado jueves: los madrileños son unos ‘cracks’ tanto encima como fuera de un escenario.