Crónica Cancer Bats, Sala Rocksound, Barcelona (21-05-12)

Con el culebrón que andan protagonizando Black Sabbath estos días, no podía llegar en mejor momento la primera actuación en España de Bat Sabbath, el nombre elegido por los canadienses Cancer Bats para versionar clásicos de la mítica banda de Birmingham. Está claro que nunca será lo mismo una banda de covers (por mucha personalidad que tenga o por muy fieles que sean las adaptaciones) pero lo cierto es que la actitud y aptitud de Liam Cormier (voz), Scott Middleton (guitarra), Mike Peters (batería) y Jaye R. Schwarzer (bajo) sobre un escenario es garantía de éxito. Si con sus temas propios no tienen dificultades para -con su ‘hardcore-punk’ de aires metaleros sureños- meterse al público en el bolsillo, cuando se disfrazan de Black Sabbath también superan con nota la reválida.

Sin embargo, antes de que los de Toronto se subieran al escalón de la sala Rocksound, los barceloneses The Eyes -una de las realidades más convincentes del metal nacional- se metían en la piel de los Sepultura de su época más alabada (“Chaos AD” hacia atrás) y la verdad, es que lo bordaron. No solo fueron sus ganas si no la tremenda disposición sobre el escenario donde se lo dejaron todo (el carisma y vitalidad de Jordi logra transmitir toda la fuerza y garra de los temas que interpreta) lo que permitió que disfrutáramos de lo lindo con covers de temas como “Territory” o “Refuse/Resist”.

Tras la media hora larga de concierto de The Eyes, era la hora del cuarteto canadiense encabezados por el siempre ‘speed-oso’ Liam Cormier muy metido en su papel de Ozzy Osbourne (apareció con una capa negra) aunque, luego, su registro vocal tiene poco que ver con el nasal del príncipe de la oscuridad. Pero aún así, poder escuchar con tal fidelidad temazos del calibre de “Sweet Leaf”, “Children Of The Grave” (en la que Cormier ayudó a Mike Peters tocando un bombo), “Into The Void”, “Paranoid” o la majestuosa “War Pigs” es un regalo de muchos quilates. Y es otra manera de apreciar el legado que nos deja la legendaria banda: una colección de canciones absolutamente inigualable por ninguna banda, los pilares que fundamentan la historia del heavy metal.

También hubo tiempo para, en los bises, algunos temas propios de Cancer Bats, pero la magia había ocurrido antes: el espíritu de la viuda negra se apareció en la pequeña sala barcelonesa encarnado en los cuerpos e instrumentos del combativo cuarteto canadiense.