Limp Bizkit recuerdan la grabación de «Chocolate Starfish and the Hot Dog Flavored Water»

La revista Rocksound dedicó hace unos números su sección «Hall Of Fame» al «Chocolate Starfish And The Hot Dog Flavored Water», el álbum que publicaban en octubre de 2000.

Fred Durst: Fueron buenos tiempos pero la compañía discográfica nos metía presión, buscaba los dólares. Ninguno de nosotros éramos amigos antes de Limp Bizkit – yo monté la banda, metí a todos en una sala y salió la magia. Podía orquestar todo: la dirección de la música, el estilo.

Wes Borland: Las cosas iban ridículamente bien en ese momento. Teníamos que estar a la altura pero estábamos emocionados por hacerlo.

Sam Rivers: Era todo muy borroso. El proceso de composición fue probablemente la temporada más divertida de mi vida; fiestas cada noche y nada de presión. Fue divertidísimo.

Wes Borland: Hubo algo de conflicto y cierta tensión pero eso lo normal. Cuando llegó a ese álbum, el proceso de composición fue, de hecho, bastante fácil. Fue mucho más sencillo que «Significant Other» porque ya habíamos encontrado el paso.

Fred Durst: Fue una época interesante en mi vida. Había toda esa negatividad en la prensa, mis ídolos y gente de grandes bandas, Trent Reznor y diferentes personas soltando mierda sobre mi. Afortunadamente hemos podido hablar recientemente – relajarnos y reírnos, y llevarnos bien. En aquel entonces dijo algunas cosas muy hirientes y creo que ese lado reaccionario entró en el disco.

Sam Rivers: El rollo era como el de «Significant Other»; estresante y largas horas pero en general sabíamos en lo que nos metíamos e hicimos lo mejor posible. No puedo recordar ningún conflicto en particular.

Terry Date (productor): No diría que la atmósfera fuese volátil pero todos los involucrados estuvieron intensos. Había muchas personalidades fuertes. Tenías que estar al mejor nivel.

Fred Durst: Nadie sabía llevarnos pero yo había sido ambicioso y directo desde el principio. Los chicos siguieron mi liderazgo y terminó siendo este asombroso híbrido. A medida que nos hacíamos populares, éramos más conscientes de que la gente esperaba ciertas cosas de nosotros. Antes de eso había sido fácil porque daba la sensación de que nadie nos escuchaba. Simplemente nos metimos ahí e hicimos lo nuestro.

Fred Durst: Era mi versión del «Sergeant Pepper’s Lonely Heart’s Club Band». Yo era el gilipollas y los otros chicos podían ser los capullos.

Terry Date: A Fred le estiraban en muchas direcciones diferentes. Pero siempre era genial trabajar con él: cultivado, con un lado generoso del que nadie hablaba.

Peter Katsis (productor ejecutivo): Ningún otro grupo de rock se les acercaba en ese momento, en términos de ventas. MTV solo solía poner bandas Top 40 y luego por la noche solía empezar a poner las bandas de rock que más vendían. Limp abrían el camino.

Fred Durst: No sé si la manera en que me enfrenté a todo ello era correcta o equivocada – me enfrentaba con las cosas tal como había sido hecho. He sido víctima de bullying toda mi vida pero al menos tenía una manera de sacarlo con esta música. Alguna gente es más elegante que otra en la manera de hacer las cosas. Yo soy una persona sensible a la que le ha caído una mano muy chunga de cartas así que trataba de sobrevivir.

Terry Date: Cuando esos jugos creativos fluyen siempre hay «discusiones» pero siempre nos dirigíamos a lo mismo. No era una batalla. Fred incluso me compró un ordenador nuevo aunque eso fue parcialmente porque quería reventar el viejo en el parking. No le dejé.

Wes Borland: Era un torbellino. No se pensó mucho; solo se hacía. Sin parones, sin parar, todo se tiraba colina abajo.

Sam Rivers: Estábamos en una burbuja pero fueron tiempos super divertidos. Estaba completamente sorprendido pero me encantó.

Fred Durst: Siempre tenía que llevar la gorra roja. Cada vez que bajaba del autobús o hacía una entrevista, era para ese tío de la gorra roja. Yo nunca me puse ahí. La gente alimentaba ese personaje y era histérico. La gente (lo) odiaba pero la gente lo necesitaba – todo el mundo necesitaba algo de ese tío. Era como mi lado Tyler Durden, una manera de llevarlo. Creo que era producto de estar bastante dañado.

Wes Borland: No teníamos ni idea de que lo que algunos de esos temas iban a hacer por nosotros. Echando la vista atrás no sé como pasó. No fue más que una de esas cosas increíbles.

Fred Durst: De algún modo, encontramos ese momento temporal en el que fuimos algo grande durante un segundo. Nos produjo una confusión de cojones. No me veía como un famoso pero todo el mundo quería un trozo de mi.

Peter Katsis: Empezaron el álbum con la gira gratis de Naspter. Al sello le enfadó que la banda cogiera un par de millones de dólares para hacer una gira gratuita con Napster, el temido enemigo de aquellos días.

Wes Borland: La gira gratis fue un pasote. Había gente acampada toda la noche, trepaban por la valla del foso, se lanzaban desde los anfiteatros… Era una locura.

Fred Durst: Me dejó flipado. El tiro le salió por la culata a los críticos, ¿sabes? Éramos una banda sin dirección pero solo meternos en el estudio, con este proceso tan orgánico, hicimos algo que era clásico Limp Bizkit. Fue una gran época para mi. Me sentía a salvo saliendo ahí con ese micro y ese personaje.

Terry Date: Siempre dio la impresión de estar destinado a grandes cosas. Hicimos exactamente lo que nuestros instintos nos dijeron y nos fue recompensado a lo grande.

Peter Katsis: Al terminar el ciclo estaban exhaustos: incluso tuvieron que cancelar un concierto con todo el papel vendido en el Milton Keynes Bowl en Inglaterra. Pero «Chocolate Starfish…» sigue teniendo el récord de ventas en una primera semana de un grupo de rock, vendiendo más de un millón de copias. Estaban ahí arriba compitiendo con Britney Spears y *NSYNC, lo cual era increíble. Ni siquiera Linkin Park pudieron igualar eso. Al mismo tiempo, Bizkit retaron tantas normas de la industria, devolviéndosela a los fans.

Wes Borland: Ese disco fue nuestro titán. Nunca hay un concierto en el que no nos apoyemos mucho en (temas de) «Chocolate Starfish…» y así es como debería ser.

Fred Durst: Limp Bizkit era una locura; sigue siéndolo. Simplemente hemos aprendido a aceptarlo tal como viene.