Trent Reznor recuerda sus inicios en la música y el nacimiento de Nine Inch Nails

Trent Reznor ha escrito un artículo para Noisey en el que habla de sus inicios en la música y el nacimiento de .

DESCUBRIENDO LA MÚSICA EN PENNSYLVANIA
Muchas veces he pensado que no soy producto de ninguna escena. Nunca sentí que encajara en ninguna. Pero hay lugares que de alguna manera dieron forma a quien soy. Crecí en la Pennsylvania rural, donde pasé 18 años en un pueblecito de mierda de Pittsburgh, mucho antes de internet y fuera del alcance de las radios universitarias. Crecí con una dieta de cosas ‘mainstream’ de la radio FM y AM. Pasé mucho de mi tiempo libre pensando en escapar o escuchar discos.

Tuve bastante suerte de ser educado por mis abuelos. Me apoyaron en todo lo que me interesaba y me animaban a tomar clases de piano a muy pronta edad. Me di cuenta de que era bueno y que lo disfrutaba y que me identificaba con ello. Me daba una sensación de orgullo y autoestima que podía canalizarme en el instrumento y sentía que lo tocaba bastante bien. Al hacerme más mayor empecé a pensar que la idea de una banda parecía emocionante y la música rock empezó a colarse un poco más (dentro de mi). Pero no llegué muy lejos con el bajo o la batería. La idea de del teclado fue emocionante y ese se convirtió en mi sueño. Sabía que quería estar en el escenario y expresarme a través de la música.

INSTITUTO ROCK AND ROLL
En el instituto, los chicos montaban bandas pero la meta no era crear música original y tratar de hacer arte. Queríamos tocar en el baile del instituto o quizá en un bar o conseguir tocar en la feria del condado o cualquier mierda que se hiciera por entonces. Por entonces solo tocabas la música de otra gente y no componías tu propio material. Ahora parece una locura. Los covers no son tan comunes entre las bandas de hoy día. Pero por entonces, eso era lo que hacías. Y los tíos que tenían éxito en las bandas tenían 40 años y hacían covers y no paraban de sonreír. Así no quería terminar. Eso era a medio camino de algo.

Me gradué del instituto en el 83, justo cuando hubo una explosión de la tecnología y las baterías electrónicas y los sintetizadores. Por entonces parecía que algunos de mis amores se juntaban. Me encantaba la idea de que esta nueva música no podía haber existido años antes porque no existía la tecnología. Soy antinostalgia. No pensaba que la música rock necesitara ser algo en el que Led Zeppelin y que tuvieras que adherirte a eso. Se estaba desarrollando un nuevo mundo de herramientas para desarrollar la música y el hecho de que yo era teclista significaba que mi momento estaba llegando.

HERMANDAD Y LA RADIO UNIVERSITARIA
Al salir del instituto fui presionado hacia una especie de escenario de universidad. Necesitaba algo en lo que refugiarme. Era bueno con las mates así que fui a una escuela bastante cercana llamada Allegheny College. Era una escena molona. Era vida de campus y todo el mundo estaba en una fraternidad. Al dejar el instituto sintiéndome un inadaptado que se sentaba en la clase de arte con otros inadaptados, traté de encajar en la universidad. Quería pertenecer a algo pero al llegar ahí, al momento, me di cuenta de que esos tíos eran jodidos gilipollas.

También me di cuenta de que podía sentarme y hacer cálculo todo el día pero que no me gustaba hacerlo. Pero estaba con gente a la que le encantaba hacer esa mierda. Me pareció que, ya sabes, al carajo la comodidad y la seguridad, necesitaba ponerme en el camino de hacer lo que quería, lo cual es componer y tocar música.

La otra cosa importante que pasó cuando fui a la universidad fue que finalmente tuve acceso a la radio universitaria. Nunca fui consciente de cuanta mierda había ahí afuera. Descubrí a Bauhaus después de que se separaran y a Joy Division y Throbbing Gristle y montones de otras mierdas que no sabía que existían. Sabes esa sensación que tienes cuando encuentras una nueva banda de la que no has oído, la descubres y te enteras que tienen tres álbumes ya? Para mi es una gran sensación porque no puedes digerir y absorberlas. Bueno, eso me pasaba con unas 30 bandas en la universidad. Me parecía muy inspirador como fan de la música.

LA GÉNESIS DE NINE INCH NAILS
EL siguiente lugar que me chupó fue Cleveland, que estaba a un par de horas. Donde crecí habían dos ciudades relativamente cercanas: Cleveland y Pittsburgh… Así que elegí una. Cleveland tenía una gran tienda de música. Era una tienda llamada Pi Keyboards and Audio. Recuerda que esto era en los tiempos en que, si querías un sintetizador, costaba más de 3.500 dólares. Las cosas aún no eran baratas. Así que ibas a Cleveland y te pasabas todo el día cabreando al dependiente mirando mierdas que sabía que no te podías permitir. Tenían exóticas baterías electrónicas, la clase de mierdas que nadie tenía. No era la clase de cosas que encontrarías en un Guitar Center. Era ese sitio de música electrónica de vanguardia, lujoso, interesante.

Me ofrecieron un trabajo como vendedor así que acepté y me mudé a Cleveland y entré en la escena de Cleveland. Encontré un par de bandas que necesitaban un teclista. Era música original. Lo interesante de aquella época (y probablemente me lo parezca por echar la vista atrás con una mirada romántica) era que había casi diez bandas que se esforzaban. Pero no tenían un gran plan o estrategia porque la misión de todo el mundo en aquello época era tratar de lograr un contrato discográfico. Todas esas bandas tocaban lo máximo posible en los pocos bares que dejaban tocar bandas originales y esperaban que alguien de un sello discográfico las viera y les hiciera un contrato. No le ocurrió a nadie que conociera pero esa era la estrategia.

En mi mente, quería estar en The Smiths o con alguna fraternidad que nunca tuve. Pero en Cleveland a nadie le importaba una mierda la clase de música que me gustaba. No pude encontrar muchas almas gemelas a las que le gustaran la misma música que a mi, que se inspiraran por las mismas cosas que yo y quisieran invertir tiempo y energía en algo que no tenía resultados claros.

De forma muy parecida a donde crecí, no pasaban muchas cosas en Cleveland. Aún parecía una pequeña ciudad. Sin duda había más medios y oportunidades pero daba la sensación de que la ciudad te podía hacer polvo. De muchas maneras eso me motivó a tratar de ser mejor en algo, de encontrar una manera de destacar.

Estuve haciendo el idiota un par de años tocando con un par de bandas y llegué a un punto en el que me di cuenta de que necesitaba enfrentarme a lo que había estado postergando. Me miré durante un largo rato en el espejo y me pregunté: «¿Puedo componer algo?» Y eso fue de alguna manera el nacimiento de Nine Inch Nails.

CONVIRTIÉNDOME EN UNA BONITA MÁQUINA DE ODIO
Conocí a un tipo que vendía baterías electrónicas y mierda a gente. Tenía un estudio cerca del centro de la zona este de Cleveland. Parecía que había explotado una bomba ahí. Toda esa área parecía como un páramo con techos derruidos, la auténtica América decadente. Sabía que Prince, que es uno de mis ídolos, trabajó en un estudio para poder grabar gratis. Así que pensé, «A ver si pruebo eso» y empiezo a trabaja en el estudio. Aprendí solo a ser ingeniero y era el tipo que hacía cualquier trabajo que nadie quería hacer, como limpiar los meados del asiento del water. Pero logré acceder a un estudio de grabación de verdad y me quedaba despierto lo máximo posible por la noche para aprender a ser ingeniero y trabajar en mis propias demos.

Mis primeras incursiones en la composición eran insinceras y mierdosas porque era yo de postureo. Me gusta The Clash así que a ver si escribo algunas roñosas canciones políticas en las que no creo porque está de moda… No encontré mi propia voz hasta que me di cuenta de que había estado guardando un diario de mierda embarazosa. Estaba lleno de cosas que sentía que tenía que sacar de mi cabeza porque sentía que estaba enloqueciendo. Muchos sentimientos de cabreo. Empecé a darme cuenta de que muchas de esas cosas podían servir de letras. Me pregunté qué pasaría si las juntaba con música.

Sea como fuere, estuve haciendo el idiota por mi cuenta y salieron un par de temas y finalmente tuve el valor para dejárselas oír a mi amigo que terminó, más adelante, siendo el manager de Nine Inch Nails. Le di una cinta de cassette y tuve que irme corriendo, literalmente. Me llamó más tarde y me dijo, «Si quieres hacer algo con esto, me encantaría ser parte de esto».

Creo que la inspiración era suficiente para -bajo la comodidad de pensar que nunca iba a tener éxito y que nadie iba a querer oírlo- decir, «Vale, supongo que podría probar». Eso fue lo que abrió el camino de «Pretty Hate Machine».

ENCONTRAR TU PROPIO CAMINO
Una vez la banda se puso en marcha, había una pequeña escena y un par de bares donde tocar. Wax Trax era un sello que nos inspiró muchísimo. Así que los clubes góticos que ponían esa mierda fueron una inspiración. Tenía un puñado de amigos y teníamos lo que pensábamos que era buen gusto. Nos íbamos intercambiando ideas. También había un sitio llamado Phantasy Nightclub. Ensayábamos en el piso de arriba. Y bandas como Jesus and Mary Chain tocaban ahí, lo cual lo convirtió en nuestro centro cultural de la ciudad. Recuerdo cargar material de Psychic TV al piso de arriba y salvar el concierto de Jesus and Mary Chain porque su batería solo se trajo dos baquetas y perdió una. Recuerdo con cariño aquellos días. No era el sitio en el que soñabas terminar pero ayudó a moldear y motivar e influenciar los sonidos y el espíritu de las cosas.

Cuando me mudé a Cleveland, había una sensación de libertad y de reinicio. Yo no era quien solía ser. Era un nuevo sitio y una nueva especie de inicio. Sentía que me estaba definiendo y estaba menos preocupado por pertenecer o encajar en alguna clase de club. Era más sobre autoexpresión y reinvención. Había postureo, si, pero venía de un sitio sincero. Yo estaba experimentando, probando cosas, tratando de ver quien era. Tratando de subconscientemente ver qué tenía que decir como artista.