Cedric Bixler-Zavala: «Me gastaba 1.000 dólares a la semana en maría»

El vocalista de //, Cedric Bixler-Zavala, ha reconocido a Vulture sus hábitos fumetas que fueron, realmente, muy exagerados.

Era un monstruo. Me gastaba 1000 dólares a la semana y todo el mundo de la banda en la que estaba en ese momento fumaba tanto como yo. Hay tantos comportamientos estúpidos causados por la maría pero siempre tenía este cliché: lo necesitaba para la creatividad. Ahora me he dado cuenta de que al final, la creatividad solo sale de ti mismo. No viene de la maría. En estos tiempos, lo que la gente está fumando ni siquiera crece naturalmente de la tierra; ha sido modificado para joderte y joderte completamente.

No sé ni como alguna gente consigue ser funcional tras fumarse esto. Y es tan fácil de conseguir hoy en día, puedes ir a la tienda y comprarlo. Me siento mal porque yo siempre iba a las tiendas a comprar y veía a pacientes de SIDA y cáncer ahí – y ahí estaba yo comprando algo que no necesitaba. Simplemente pensaba que si. Lo usaba para formar esta burbuja de colocón que me ayudaba a justificar no querer interactuar con la gente.

Estrictamente en términos musicales, pilla a Grateful Dead. Soy un gran fan de Grateful Dead pero hay aspectos de Grateful Dead que me encantan ahora que no fumo que son lo contrario de lo que me solía gustar. Ahora me encuentro en plan, «¡Dame el puto gancho ya!» Cuando fumaba posiblemente escuchaba «Infrared Roses» en bucle.

¡Esto es maravilloso! ¡Esto es genial! Es decir, no está mal. Es interesante, es una aventura molona en el arte pero ahora me encuentro queriendo escuchar el núcleo de la canción, el núcleo de lo que alguien trata de comunicar. Yo era un porrero de tal calibre, que no comunicaba mucho más que palabrería y trataba de ser complicado por el simple hecho de ser complicado. Mucho del material me avergüenza porque de niño siempre gravitaba hacia material más flipado. Me metí en cosas más cortas, más directas como Kiss o Cheap Trick más adelante.

La cosa es que, fumar hierba, era parte de mi identidad. A mi personalidad le encantaba como sentía lo de colocarse. ¿Pero por qué? Yo pensaba: sé lo que pasa cuando fumo, sé el hambre que me entra, sé cuanto dinero voy a gastar, sé que nunca pillaré el colocón de la primera vez así que, ¿por qué
sigo haciéndolo? No quiero que todo mi arte y toda mi vida sea definida por la maría. Quiero ser conocido por ser alguien que creció un poco.

Eso no quiero decir que no me guste la música flipada. Seguimos tocando un tema que dura nueve minutos donde ejercito una vieja personalidad que llegué a querer. Y eso mola de estar sobrio. No es que haya cortado totalmente el contacto con la maría. La gente me lo ofrece constantemente, estoy rodeado de ella constantemente, y la gente con la que toco sigue fumando. Nunca pienso, «Oh, ¡estoy por encima de estos tíos! Ellos fuman maría y y no». Si la gente quiere hacerlo, está bien. Todo el mundo vive su propio viaje pero yo me quemé. Para mi, con mi personalidad, necesitaba hacer algo diferente.

Personalmente -y no solo musicalmente- hay beneficios de no fumar. Soy mejor socialmente. Hablo con los fans. No me importa tomarme fotos. Firmo lo que quieran que firme. Cuando fumaba maría no hacía eso. Hay fumetas por ahí que son capaces de apreciar su público y de hecho funcionar estando colocados. Yo no. Ahora puedo mirar a mi público y decir, Dios, muchísimas gracias. Es bonito tener la cabeza despejada y hacer música.