El manager de Motorhead recuerda las últimas semanas de Lemmy

Recuerda Rollingstone.com que solo hace dos semanas, Lemmy Kilmister, fue homenajeado en una fiesta para anticipar su 70 cumpleaños en el Whisky a Go Go de Los Angeles con la presencia de músicos como , Billy Idol, Steve Jones o Duff McKagan, mostrando ya cierto cansancio.

Y es que en los últimos dos años la salud de Lemmy le había jugado muchas malas pasadas haciendo que redujera sus dos paquetes de tabaco diarios a uno por semana y que cambiara sus dos litros de Jack Daniels diarios por entre cuatro y cinco vasos de vodka con naranja.

Las semanas previas a su muerte, el músico había empezado a dar muestras de un profundo cansancio, explica el manager de , Todd Singerman.

Ya no hacía pruebas de sonido. No hacía entrevistas. No podía hacer nada. Pero pensar en la energía y los huevos que tuvo que tener para aún dar conciertos para los fans, hacer el último puto concierto hace dos semanas y luego dejarlo. Es como la historia de Rocky. Es coraje al máximo. Se estaba muriendo. No lo sabía pero su cuerpo debió sentirlo. No le quedaba nada.

El caso es que dos días después de la fiesta en el Whisky a Go Go, Lemmy se quejó de dolores en el pecho por lo que terminó en urgencias aunque le dieron de alta al día siguiente al no encontrarle nada los médicos. El manager -junto a otros- solicitó que le hicieran un escaner cerebral «porque su habla empeoraba.»

Singerman continua:

¿Por qué no habla mucho? Arrastra muchísimo las palabras. Le llevamos a rayos X y dijeron, «Oh dios mío, hay cosas en toda la cabeza y el cuello». El sábado, hace dos días, el médico fue a su casa con los resultados y nos dijo que le quedaban entre dos y seis meses de vida.

Era cáncer y el músico reaccionó con calma.

Se lo tomó mejor que todos nosotros. Su único comentario fue, «Oh, solo dos meses, ¿no?» El médico le dice, «Si, Lem, no quiero mentirte. Es malo y no hay nada que podamos hacer. Te mentiría si te dijera que hay alguna posibilidad».

El manager consideraba que era mejor mantener en privado el diagnóstico y simplemente decir que tenía una grave enfermedad pero Lemmy no quiso.

Me dijo, «No, no. Tira adelante y saca un comunicado de prensa. Quiero que la gente sepa que es cáncer. Es malo y deben saberlo». Así se sentía.

Lo sorprendente es que el veterano músico se sometía a menudo a chequeos y visitas médicas.

Lo sorprendente para mi y para todo el mundo: ha pasado por miles de médicos y hospitales en todo el mundo pero nadie vio esto. ¿Que te digan que tienes cáncer terminal con todos los análisis de sangre que se ha hecho en toda su vida y todo eso? Es muy difícil de entender. No es que tuviera oportunidad alguna. Fue de golpe, «No te quedan más de seis meses».