Crónica Blink 182, Sala Sant Jordi Club, Barcelona (19-07-12)

Ciertas dudas asaltaban a quien esto escribe sobre el regreso de Blink 182 anunciada hace un par de años y solidificada con un álbum, “Neighborhoods”, editado el pasado año, que seguía la senda que empezaron a recorrer en su autotitulado disco de 2003: piezas más sopesadas, reflexivas, lejanas de aquel punk melódico de letras gamberras (o directamente infantiles). Y es que el trío californiano ha madurado: ya no son aquellos chavales liberados de responsabilidad que se dedicaban a vivir la vida y cantar sobre ello.. Ahora Tom DeLonge, Mark Hoppus y Travis Barker son padres de familia y, como Hoppus asegura en el interesantísimo documental “The Other F Word”, ya no se siente cómodo cantando sobre hacerse pajas. Lo llamaremos madurez…

Pero claro, no nos engañemos: el trío se hizo famoso por sus canciones de punk melódico, un vídeo hábilmente vendido por la MTV y una portada protagonizada por la bella (por aquellos tiempos) Janine Lindemulder. Y cambiar esa percepción de banda juerguista es complicado pero lo intentan. Su setlist equilibra temas de sus dos vertientes aunque, y conociendo sus actuales inclinaciones, parece lógico que las canciones más “serias” tengan un papel tan importante en sus actuales selecciones musicales.

Otra duda que podía presentarse era saber qué tal se llevan DeLonge, Hoppus y Barker, sobre todo tras aquella separación no del todo amistosa. Lo cierto es que su interacción sobre el escenario parece aclarar que las heridas se han restañado y las bromas y sonrisas así lo atestiguan. También logran trasladar su humor al público con un DeLonge haciendo sus pinitos en español explicando que su padre tiene unos huevos grandes y deliciosos.

Con eso solventado, solo quedaba por ver/escuchar qué tal su directo: no sería justo ensañarse tampoco ya que la acústica del Sant Jordi Club nunca ayuda y son pocas las bandas que logran obtener un sonido decente del anexo del pabellón diseñado por el japonés Arata Isozaki. Como decimos pues, si bien no es música celestial, el trío se apaña. Aunque si hay alguien que destaca ese es Travis Barker: su manejo y maestría con las baquetas deja en simples aprendices a Hoppus y DeLonge. El batería hace mucho más que la típica base “arre caballo arre” típica del punk melódico, se gusta y demuestra que está en la élite de los baterías del rock moderno. El público (gran entrada, dicho sea de paso) también lo reconoció y coreó su nombre tras “Down” (si bien a la banda le costó identificar que gritaban “Travis”, cosas de la pronunciación). Incluso la propia banda sabe de la preponderancia de Barker y dejan que toque uno de los temas de su disco en solitario en los bises.

Y ya que mencionamos al público: como es lógico, reaccionó con mayor regocijo ante clásicos como “What’s My Age Again”, “Man Overboard”, “The Rock Show” o “All The Small Things”. Lo menos lógico es que para pedir los bises se dedique a corear el “Seven Nation Army” de The White Stripes. Supongo que será la influencia del fútbol, donde ahora está de moda rescatar este tema de 2003…

Lo que está claro es que por mucho que los años pasen y quieran virar a otro sonido, el trío va a tener que seguir tirando de sus clásicos para no perder afluencia a sus conciertos porque, a fin de cuentas, ello ha servido para llevarles a donde están. Así que entre “Feeling This” y “I Miss You” siempre habrá un “Dammit” y un “First Date”. Por la cuenta que les trae y por mucho que quieran madurar.