La revista Kerrang! que hoy aparece en los quioscos del Reino Unido incluye una entrevista con Joey Jordison, batería de Slipknot, en la que reconoce que su adicción a las drogas estuvieron a punto de acabar con su vida.
«Me di cuenta de que tenía un problema con los narcóticos cuando me di cuenta de que no solo me estaba haciendo daño a mi sino a los que me rodeaban. Tuve un momento de lucidez el pasado año. Mi novia por aquel entonces, una chica con la que pensaba que iba a vivir para siempre, me engañó y me metí en una juerga de tres semanas de cocaína. De hecho, compuse algunos de los riffs del nuevo álbum ('All Hope Is Gone') durante ese tiempo, cosa que fue lo único bueno que salió de aquello. Pero yo no me divertía y mi familia lo sabía.
Mi hermana Annie no paraba de llamarme pero yo no quería hablar con nadie. El teléfono staba descolgado. No abría la puerta, las luces estaban apagadas, y estaba de mala hostia todo el rato. Así que me mandó una foto de mi sobrino. Salía tocando la batería con una de mis viejas máscaras. Así que la llamé y me lo puso al teléfono y me dijo, 'Te quiero tío Joey' y yo me quedé en plan, 'A tomar por culo, se acabó. Esto es una estupidez de cojones'. Me di cuenta de que me estaba muriendo. Tomé eso para darme cuenta de lo que era realmente importante en mi vida y que habría hecho un montón de cosas malas a la gente.»
A previsor no le gana nadie, eso si: el batería ya ha comprado su tumba. Está en Second Avenue (en Des Moines); eso es lo que te hace Slipknot.«