No hay tantas bandas cuyos miembros tengan 27 años y hayan editado ya 5 discos.
«Me quedé como algo bloqueado porque llevamos componiendo desde hace tanto y yo estaba en plan, '¿Somos demasiado viejos para estar haciendo esto?' Habrán todos esos chavales jóvenes que lo harán mejor, y tendrán mejores ideas y me harán sentir viejo,» se sincera Daniel Johns, frontman de Silverchair, que este sábado editan en Australia su nuevo disco, «Young Modern«. «Estaba hablando con alguien y me dijo, 'Tío, tienes 27. Eres más joven que Wolfmother'. Eso hizo darme cuenta de que quizá aún tenemos unos pocos años más.»
Mucha gente aún les recuerda como los niños que saltaron a la fama con 14 años con «Frogstomp«, un disco publicado en los estertores del grunge. «Es una sensación rara, esa percepción de que somos los tres chavales de Silverchair. Bastante divertido pero algo raro. La edad es algo raro cuando eres famosos, ¿eh? Creo que fue Drew Barrymore o alguien así que dijo que a la edad a la que te hagas famosos, será con esa edad como te recuerden…Así que nosotros nos vamos a quedar con 14 años,» asegura al Courier Mail.
Pero lo cierto es que la banda no solo ha madurado físicamente: su música -solo hay que oír «Neon Ballroom» y «Diorama«- ha crecido a pasos agigantados.
No hay disco de Silverchair que no nazca fruto de problemas sufridos por su frontman. Así, en «Neon Ballroom«, Johns batallaba contra una anorexia y en «Diorama«, el vocalista y guitarra sufrió una severa artritis que le postró en una silla de ruedas durante varios meses. Ahora, con «Young Modern«, Johns ha sido objeto de ataques de ansiedad e insomnio.
«La música me da ansiedad pero si no hago (música), tengo aún más ansiedad. Realmente me he puesto muy, muy obsesivo compulsivo con este disco. Incluso mi mujer estaba en plan, 'Me muero porque acabaes este jodido disco porque estás muy raro'. Incluso Paul (Mac) y Ben (Gillies) y Chris (Joannou) estaban como 'Me muero porque acaba esta fase, estás enloqueciendo'.
Estaba en una burbuja y no podía dormir. Y si estaba por ahí bebiendo, de golpe tiraba el vaso contra la pared sin tener ni idea de lo que estaba haciendo. Fue complicado. Quizá también venía a raíz de que sabía que no iba a tener un día libre durante seis meses.»
El disco, grabado entre Los Angeles, Sydney y Praga, ha sido financiado por la indemnización que el trío recibió después de que la división norteamericana de Atlantic Records decidiera rescindir su contrato con ellos tras publicar «Diorama«. Pero aún así, a mitad de grabación (antes de que se marcharan a Praga a grabar con Van Dyke Parks las partes orquestrales), la banda se pasó de presupuesto ampliamente. «Me he comprometido a no decir lo que ha costado pero ha sido más que 'Diorama' y 'Diorama' fue caro. Pero no le debemos a nadie más que a nosotros, así que tendremos que hacer varias giras para reembolsarlo.
Pero está bien porque el disco suena bien. Este es probablemente el primer disco que hemos hecho donde todo suena exactamente como quería que sonase.»
En ello ha influido que la banda, tras bastante tiempo, ha vuelto a tocar junta en una habitación, y obviamente la buena química existente entre ellos. «La raíz de este disco son cuatro tíos metidos en un estudio, haciendo todas las tomas juntos, y es por eso que suena realmente puro y natural.
Es difícil encontrar músicos que tengan ese nivel de control. Cada vez que entro en los ensayos -para variar, tarde- y los oigo tocar, es como, 'Si, estoy en esa banda. Es una buena sensación, me encanta como tocan estos tíos'.»
Ha ayudado también a dar un toque popero a los temas del álbum la colaboración del que puede ya casi considerarse cuarto miembro del grupo, el músico electrónico Paul Mac.
«Él estaba trabajando y yo me quedaba en el salón de su casa, y componía. Cuando volvía a casa, yo tenía una canción para que le echara un vistazo. Muchas veces componía canciones solo para entretener a Paul. Y las otras, bueno, trataba de entretenerme, para alejar el aburrimiento.
Le debo tanto a ese tipo en mi carrera y todo. Siempre ha sido el tío en quien he confiado para enseñarle todo (lo que compongo). Él es quien me dice cuando la sección de opera en medio de la canción de ocho minutos debe dejarse. Y me ha hecho apreciar la música pop.«