Alex Varkatzas, frontman de Atreyu, sufría en el pasado graves ataques de ansiedad que le hicieron tomar antidepresivos y ansiolíticos como el Lexapro y el Klonopin. Sin embargo, el cantante decidió que para componer el nuevo disco de su banda, lo más apropiado era dejar de lado las medicinas y así poder componer temas con mucha más emoción.
Está claro que dejar de golpe una medicación recetada como esa tiene sus riegos. «Se me va la cabeza un par de veces al día ahora. Pero trato de lidiar con mis emociones en lugar de esconderlas y eso es algo nuevo para mi. En el pasado, solía beber o tomarme una pastilla. Ahora estoy aprendiendo a sobrellevar la realidad.»
Y uno de los métodos para sobrellevar la realidad es escribir letras motivo por el que varios de los temas del nuevo disco de la banda de Orange County sean tan agresivas. Pero en lugar de centrar su ira en temas como traiciones o desencantos ahora tiene miras más altas: la guerra, el fortalecimiento personal o la importancia de la familia. «Ahora lidio con cosas de adultos en lo que respecta a las letras porque eso es lo que pasa en mi vida. Ya tengo 25 años, me he comprado un piso, así que estoy lidiando con las responsabilidades de ser propietario. Mi abuelo acaba de morir estando yo de gira y fue horrible que él estuviera muriendo y que yo no pudiera ir a casa. No había nada que pudiera hacer, y tuve que aprender a aceptar eso.»
Otros cambio importante en la banda y en el propio Varkatzas es que su faceta de cantante se ha ampliado. En los anteriores discos de Atreyu, él se encargaba básicamente de dejarse la garganta con berridos mientras que las partes melódicas corrían a parte del batería Brandon Saller. De este modo, con la ayuda del entrenador vocal Ron Anderson, Varkatzas ha aumentado su registro de voces y la mayor parte del peso en cuanto a las voces recae en él.
«Esto es lo más nervioso que nunca he llegado a estar por un disco. Quería hacer algo diferente y cumplir con mis expectativas, así que trabajé realmente duro para ser capaz de cumplir con las partes cantadas. Sigo sin ser un cantante natural pero cuando se me mete algo en la cabeza no acepto un no por respuesta,» reconoce a MTV.com.
La banda ha querido ampliar miras con este disco por lo que coquetean con instrumentos de viento, sonidos industriales e incluso con el 'country'. «Este álbum no es solo de guitarras,» afirma el batería Brandon Saller. «Hay instrumentos de cuerda, voces operísticas, palmas, mandolinas, un saz turco: cualquier cosa que se nos ocurriera y que pensáramos que quedaría guay.»
Una de las personas que más les alentó a probar cosas nuevas fue el productor John Feldman (Goldfinger, The Used). «Nos ayudó a estructurar y a ver qué funcionaba y qué no, y a traer diferentes ideas a nuestra banda de las que normalmente tenemos,» interviene Varkatzas. «Pero pusimos mucho en muchos y largos días. Hacía que me tuviera que inventar letras ahí de golpe y me exigía mucho. Yo me dejaba el culo y trabajaba lo máximo y entonces John decía, 'Sabe, está bien pero puedes hacerlo mejor'. Pero esa exigencia nos ayudó a todos a alcanzar nuevos niveles en este disco.»
Al final, la banda ha terminado haciendo un disco mucho más diverso que sus precursores y con el que, sin duda, se alejan de la etiqueta de 'metalcore' bordeando en muchas ocasiones el pop.
«Sin duda que es un disco de metal,» se apresura a aclarar Saller, «pero hay más. Hay rock and roll, hay punk e incluso cositas bailables. En esencia es un auténtico disco de Atreyu. De esto venimos. Esto es lo que somos.«