Celebrándose este sábado el concierto de homenaje al añorado ex-frontman de Alice In Chains, Layne Staley, el Seattle Times le dedica un artículo, que os reproducimos íntegramente a continuación:
El difunto Layne Thomas Staley -que habría cumplido 40 años esta semana- era el último niño que escogerías para que llegase a ser una estrella del rock, de haberle conocido cuando crecía a las afueras de Seattle.
Se haría mundialmente famoso como el estiloso, pavoneante cantante de Alice In Chains, rugiendo letras como «El nombre de Dios es heroína para algunos» y «Dentro de un agujero / sintiéndome tan pequeño«. Y de hecho, de niño, era pequeño, simplemente otro niño tranquilo en el barrio.
Como quinceañero, era conocido entre sus amigos como Layne Elmer, ya que cogió el apellido de su padrastro en la secundaria. Volvió a su nombre de nacimiento, Staley, cuando empezó su carrera en el rock que le llevó muy lejos de Lynnwood.
En el 2006, Nancy McCallum, representó a su hijo atendiendo a la reunión del vigésimo aniversario de la promoción del instituto de Layne en el instituto Meadowdale. Se presentó a la gente y conversó con algunos antiguos amigos de Layne -que quedaron pasmados al saber que se convirtió en el cantante de Alice In Chains.
«¿Dicen que Layne Staley era Layne Elmer? ¡Si era el chaval más callado de nuestra clase!» Estaban conmocionados.
En una entrevista telefónica, su madre hacía un retrato de un joven artístico e introspectivo. Su Layne era un estudiante indiferente, sobresaliendo en las clases que le gustaban, sin preocuparse de los deberes de asignaturas que le aburrían.
«Fue uno de los niños más bajitos de su clase, hasta su segundo o primer año de instituto. En su primer año había perdido mucho interés en el colegio -se metían con él porque era pequeño y le afectó. Le presenté la opción de dejar el colegio: ya era lo suficientemente mayor para no tener que estar en el colegio y podía trabajar en sus hobbys y proyectos y tener un trabajo a media jornada. Había pegado el estirón, pasando de ser el más bajo de clase a medir un metro ochenta -y él siempre había querido medir metro ochenta. Me decía, 'Las chicas han empezado a tenerme en cuenta'. Decidió quedarse en el colegio.
Tuvo problemas haciendo las cosas que hacen los niños. Se metió en las drogas a los 13 o 14. Luego en su primer y último año de instituto se mantuvo limpio de drogas, y era el más feliz de todos.»
¿Era solo hierba lo de los 13 y 14 o drogas más fuertes? «Lo que fuese que encontraran en el patio,» responde Nancy McCallum (la madre de Layne). «Dices, 'solo hierba' pero solo eso ya me repugna. La hierba no es una droga benigna, es ilegal por muy buenas razones. Es una droga asintomática con la que la gente pierde el vigor para terminar su trabajo.
Y no tenía preparación para eso porque en mi familia no habían habido drogas, ni siquiera con receta así que imagínate sin. En el colegio, Layne se juntaba con gente que usaba hierba -no sé si habían otras cosas. Mi marido y yo no bebíamos, así que tampoco teníamos alcohol cerca. »
Poco después de sus años de instituto, Layne empezó a verse con Jerry Cantrell, un guitarrista espectacular y compositor oscuro. Ambos formaron Alice In Chains en 1987. Tras tocar por Seattle durante menos de dos años, la intensa banda de metal firmó con Columbia Records. En 1990, Alice In Chains ya salían en la MTV y giraban por el mundo. Millones de fans compraban los discos de la banda.
En algún momento de los primeros 90's, Staley empezó a tomar heroína. Su adicción le perseguiría el resto de su vida.
«Habían muchas giras y fama, firma esto, ve allí,» recuerda su madre. «Era todo muy rápido y una situación cercana a lo imposible, nada propicia para la rehabilitación y la recuperación. »
Layne Staley murió de sobredosis el 5 de abril de 2002. Su cuerpo fue descubierto dos semanas después.
Pese a que murió solo en su apartamento del University District, su madre afirma: «Nunca se alejó del amor de su familia y amigos, que llenaron su contestador automático y su buzón con mensajes y cartas.
Solo porque estuviera aislado no significa que no tuviera sus buenos momentos con él. Vi a Layne en Acción de Gracias de 2001 y otra vez en San Valentín, cuando vino a ver el bebé de su hermana. La última vez que vi a Layne -y la última foto suya que tengo- es sosteniendo al pequeño Oscar. »
Tras la muerte de su hijo, Nancy McCallum, puso en marcha la Fundación Layne Staley, que dice «usa las donaciones y aportaciones de la venta de merchandising y tributos para ayudar a centros comunitarios de (ayuda a) dependientes químicos, educación sobre drogas y programas explicativos. » Para más información, visite www.laynestaleyfund.com. El sexto concierto de Tributo a Layne Staley se celebra el sábado en el Showbox.
«Pienso que tengo un 'alter ego' que hace el trabajo público,» dice la madre de Layne sobre montar eventos como este. «Sin duda no es la parte de mi que tiene el corazón roto.
Todos en la posición de Layne asume o cree que al final habrá una especie de milagro o intervención divina y así no tener que lidiar con sus últimos momentos como tuvo que hacer Layne.
Layne experimentó su muerte por él mismo – nunca podré homenajearlo lo suficiente por ello. Debió ser terrible. O, quizá, precioso.»
Como Mark Twain -profundamente afectado por las muertes de sus hijos- escribió una vez (en «Cartas de la tierra»):
«La vida no era un regalo valioso pero si la muerte. La vida era un sueño febril hecho de alegrías amargadas por penas, placer envenenado por dolor…Pero la muerte era dulce, la muerte era tierna, la muerte era amable; la muerte curó el magullado espíritu y el corazón roto, y les dio descanso y olvido; la muerte era el mejor amigo del hombre; cuando el hombre ya no podía aguantar en vida, la muerte venía a liberarlo.»
© The Seattle Times