Finalmente ha caido en nuestras manos el esperado album de ASHES dIVIDE o lo que es lo mismo el «nuevo» proyecto musical de Billy Howerdell.
Hace varios meses que circulaba por todos lados «Enemies», tema que servia como adelanto de lo que nos encontraríamos en «Keep Telling Myself It’s Alright«; ahora que por fin ya tenemos todo el trabajo, podemos dar forma definitiva a las múltiples especulaciones que en mayor o menor medida todos haciamos.
Tras escuchar este disco varias veces, con el objeto de ser lo más objetivo posible, me viene a la cabeza un símil muy futbolistico: de algún modo este album es al rock alternativo lo que el «catenaccio» italiano es al fútbol, y me explico; vaya por delante que Howerdell tenia un papelón bien gordo ante sí. Después de tocar el cielo y ganarse el respeto de la mayoria de la critica musical de todo el mundo gracias a sus excelente trabajo con A Perfect Circle, por primera vez debia enfrentarse al examen de ser el máximo responsable de un trabajo musical, ya sin Maynard James Keenan como foco de atención principal. Así que tras el parón indefinido (que no sabemos si en verdad será definitivo, teniendo a un personaje tan ambiguo como Keenan al frente del mismo), Mr. Howerdell se tomó su tiempo y pensó que debía hacer en plano musical de cara al futuro, un futuro que es hoy presente y un presente que mira al pasado…
De sobra es conocida la tradición italiana en el mundo del fútbol, eso que los expertos llaman «catenaccio», que no es más que plantear un partido pensando más en no recibir un gol para intentar ganar el partido, que en meter más goles que el equipo rival. En la práctica, a Italia le ha dado buenos resultados; de hecho, en la actualidad son los campeones del mundo y nadie cuestiona su excelente capacidad para competir al máximo nivel, por muy rácano que resulte su ideario.
Algo así podrimos asociar a la decisión que tomó Howerdell cuando comenzó a idear este nuevo proyecto, en resumen este album: apostar por un valor seguro y no tomar riegos innecesarios que lo alejen del camino que inició con A Perfect Circle, y que sin duda le ha reportado éxito y popularidad.
Vamos que con ASHES dIVIDE no trascenderá mucho más allá de lo que consiguió con su antigua banda, y se garantiza contar con los nostálgicos fans que disfrutaron de «Mer De Mons«, «Thirteenth Step» y «Emotive«.
Despejado el posible factor sorpresa, y una vez que te dejas seducir por el disco, la verdad es que no es en absoluto decepcionante. Howerdell viene a confirmar que es un músico de altos vuelos: domina perfectamente aspectos tan importantes como la composición (algo que ya sabíamos). Y ahora además se atreve incluso con la interpretación poniendo su voz y dotes como vocalista en todos los temas del album, del que, como sabéis, ha grabado todos los instrumentos excepto la batería (que nuevamente recae en Josh Freese), aunque ha contado con colaboraciones puntuales de algunos amigos (Paz Lenchantin, Dany Lohner, Jeanette Napolitano o Matt Skibba). La producción ha recaído en otro viejo conocido de Billy, como es Alan Moulder (que ya trabajó con él en A Perfect Circle).
Howerdell vuelve a atraernos a su particular universo sonoro: esa mezcla de misticismo y melancolía sin perder nunca de vista el carácter melódico. En este trabajo muestra algunas influencias bastante descaradas, como son The Cure y algunas referencias de inclinación oscura y cercanas al sonido gótico.
Los desarrollos de carácter «progresivo» siguen vigentes en su estilo, aunque en su contra juega el hecho de que las canciones son mucho más cortas en cuanto a duración. Ya se sabe que los temas de larga duración tienen a menudo menos gancho comercial.
En todo caso temas como la inicial «Stripped Away», «Denial Awaits» o la adictiva «Forever Can Be», con clarísimas reminiscencias a APC, justifican sobradamente un album que a pesar de resultar pretencioso sigue manteniendo un alto nivel.
Y mucho me temo que no tardaremos en tener nuevo material de ASHES dIVIDE, por que a los millones de fans que hay por todo el mundo de los antiguos APC este disco les sabrá a poco, y no están los tiempos en este negocio de la música como para dejar pasar oportunidades.
Otra de las grandes curiosidades e incógnitas ahora será descubrir como defenderá en directo Howerdell este disco. Para bien o para mal esta será su gran prueba de fuego, y a medio plazo la que determinará qué futuro pueda tener este proyecto.
Y es que la vida mas allá de Keenan es realmente complicada por mucho que Howerdell quiera convencerse y convencernos de lo contrario.