Era lógico pensar que tras la exigua repercusión de Institute Mr. Gavin Rossdale diera pronto salida a un nuevo proyecto musical.
Por fin Gavin se atreve con su disco en solitario, un trabajo que dará que hablar. Gavin Rossdale es uno de esos artistas que provoca a partes iguales criticas y alabanzas. Por lo general sus seguidores lo adoran y sus detractores lo fustigan.
A lo largo de su ya decenaria carrera, motivos ha dado más que de sobra para que todos ellos encuentren justificaciones suficientes al respecto.
De todos modos en los últimos tiempos sus movimientos me llevan a pensar y preguntarme si en verdad a Gavin le interesa la música realmente o en verdad es para él un vehículo que le permite acceder a otros ámbitos más rentables dentro del mundo artístico.
Pero centrándonos en «Wanderlust«, su inminente nuevo álbum, Gavin vuelve a ofrecernos de todo un poco. Y siendo más explicito muy poco de originalidad y mucho o bastante de previsibilidad. Tampoco que es pudieramos esperar algo realmente arriesgado por su parte; de hecho, y a su manera, ha ido más o menos construyendo un sonido que lo caracteriza, esta especie de rock de guitarras recias, supuestamente alternativo, con un montón de arreglos y efectos más o menos electrónicos que resultan sumamente bailables. Es todo lo que a día de hoy puede y/o quiere ofrecer Mr. Rossdale.
Puede gustar o no, pero el producto que nos entrega tiene una incuestionable calidad (ojo, que no digo originalidad ni mucho menos carisma): está bien hecho y mejor dirigido. Es en definitiva un producto del que encontraremos con el paso de los meses canciones como su primer single «Love Remains», «Forever May You Run» o «Drive» en alguna serie norteamericana de éxito. Tampoco sería de extrañar que alguna multinacional seleccione temas como «The Trouble I’m In» (con clarísimas y evidentes reminiscencias a Coldplay) o «Beauty In The Beast» para alguno de sus spots publicitarios.
El pasado tiene su espacio en el tema «This Is Happines», donde cuando menos puede recodarnos a su periodo en Bush, etapa «The Science Of Things«.
Del resto, poco ya se puede destacar. «Frontline», un tema que recuerda a U2 tan descaramente que casi resulta insultante, «Future World» y «Can’t Stop The World» dos medios tiempos construidos a partir de ritmos ‘beat’ y que resultan muy previsibles a pesar de su descarado y premeditado gancho comercial.
Poco más se puede destacar de este trabajo, así que finalizo esta crítica con la reflexión budista sobre el ‘ying-yang’ y que dice: «En todo lo malo hay algo bueno, y en todo lo bueno hay algo malo«.