De la Rocha despierta el león que hay en él

No ha sido nunca Zack de la Rocha de aquellos músicos que le guste proliferar en los medios. Ni en los años álgidos de Rage Against The Machine el vocalista frecuentaban la prensa. Así, que De la Rocha haya atendido al Los Angeles Times es una agradable sorpresa.

El cantante anda saboreando el tremendo éxito cosechado por su nuevo proyecto, One Day As A Lion, que comparte con el ex-batería de The Mars Volta, Jon Theodore. El autotitulado EP de debut del grupo se ha colado en el puesto 28 del Billboard norteamericano sin prácticamente promoción.A la espera de que en otoño publiquen el primer álbum, De la Rocha ha vuelto a los escenarios con Rage Against The Machine (podéis leer la crónica de su aparición en el Lollapalooza, cortesía de Mobyelse, aquí) teniendo como plato fuerte su actuación el próximo 3 de septiembre en Minneapolis, mismo lugar y misma fecha en la que se celebrará la convención nacional del partido republicano.

De la Rocha cuenta como surgió One Day As A Lion. «Conozco a Jon desde hace varios años y le vi en algunos de sus primeros conciertos con The Mars Volta. Él viene de Baltimore y yo había estado en algunas bandas 'underground' de por ahí así que había oído hablar de él. ¡Cuando le vi supe que la música en Los Angeles nunca iba a ser igual estando él por ahí! He trabajado con algunos baterías tremendos y he visto a gente tratando de ejecutar esas cosas antes pero nunca sin casi esforzarse y con tanto 'feeling'. Vive en un reino entre John Bonham (Led Zeppelin) y Elvin Jones. No he visto a nadie tocar la batería como él en mucho tiempo.

Así que, enseguida me vi obligado a conocer al tío, coger su cerebro y ver en qué clase de música estaba interesado. Teníamos mucho en común. Nos conocimos en algunas 'jams' hace unos veranos pero sin la intención de hacer un álbum.

Jon tenía un amigo llamado Troy Zeigler, que ahora toca con Serj Tankian, y Troy tenía ese pequeño local de ensayo donde daba clases de batería. Hace un par de veranos Jon y yo fuimos a hablar con Troy pero no estaba. Jon se sentó en uno de los kits de uno de los alumnos y empezó a tocar. La habitación estaba llena de toda clase de instrumentos -percusiones de toda clase, viejos amplis metálicos de los 80 sin usar y un viejo y polvoriento teclado Rhodes con algunas teclas rotas. Lo enchufé en el ampli metálico haciéndolo pasar por ese pedal jodido que tenía un gatillo e inmediatamente empezamos a tocar. Daba la sensación de ser dos personas teniendo una conversación usando cualquier frase que se les ocurría. Teníamos que documentarlo. Seguimos usando ese teclado.»

El lanzamiento del EP fue casi de un día para otro sin que la prensa hubiera sabido nada hasta 20 días antes de su lanzamiento. No fue, pese a que lo pudiera parecer, nada premeditado. «Me encantaría decir que fue una estrategia. Simplemente tuvimos la sensación de que la colección de canciones que habíamos elegido resonaba con nosotros y era algo que realmente queríamos que la gente descubriera por su cuenta. Eso es lo que se echa de menos de la música. Hemos acabado etiquetándolo todo, en lugar de dejar que la gente descubra algo y lo elija.

Cuando escuché por primera vez a Public Enemy, era en la banda sonora de la película 'Less Than Zero', entre una canción de Madonna y alguna repetición de los 80. Yo estaba en el coche de un amigo, que puso la banda sonora y recuerdo haber pensado, '¿Qué es esta mierda?' Cuando llegó a 'Bring The Noise', tuve esa clase de reacción que te da y que hace que dejes de hacer lo que estés haciendo. Sonaba como noticias de impacto.»

De la Rocha se encarga de borrar esa sensación de proyecto con fecha de caducidad que pareciera llevar. «Simplemente se trata de una explosión de energía. Vamos a seguir haciendo discos y componiendo canciones. Seguimos en proceso de formarnos como banda – necesitamos un teclista porque yo no soy lo suficientemente bueno- así que eso lo rectificaremos pronto.

El nombre habla de una generación de gente, una especie de desarrollo que siento. Es una intuición sobre gente que no va a estar demasiado preocupada acerca de las elecciones para lograr lo que quiere. Y cuyos políticos no van a plegarse a la moralidad burguesa. Sus intereses van a centrarse en comida y viviendas y justicia y venganza. Y sin entrar demasiado en eso, esa es una intuición que he tenido.»

Explica la ausencia de guitarras en las canciones: «Siempre he querido experimentar con sonidos que pudieran proporcionar una especie de tensión, algo que no puedas evitar. Cuando escuché por primera vez las sirenas y los chillidos de saxo agudos del hip hop de finales de los 80, me atrajo crear esas texturas. Con esta nueva música, no fue una elección el no usar guitarras sino más bien fruto de la espontaneidad del momento cuando Jon y yo nos juntamos, sin que importara tanto los instrumentos. Queríamos producir un sonido mucho más grande de lo que pudieras pensar que sería. »

Desde su salida de RATM, el cantante ha estado involucrado en toda clase de proyectos (con Trent Reznor por un lado y DJ Shadow, por otro) pero ninguno de ellos fructificó en nada. ¿Sirvió aquello como experiencia? «De alguna manera si, de otra no. Cuando dejé Rage…Primero, quedé con el corazón roto y segundo, me obsesioné con reinventarme. Llegó incluso a ser poco sano. Incluso llegué a olvidar esa vieja manera de ser simplemente un conductor. Cuando estuve trabajando con Trent y Shadow, tenía la sensación de que tenía que cumplir con las expectativas. No es que lo que produjimos no fuese genial pero ahora si tengo la sensación de que quizá haya reinventado la base sonora que emana de las canciones. Eso si, sigo haciendo lo que siento que hago bien mientras busco un sonido más minimalista. »

Siendo un trabajo de De la Rocha estaba claro que no iba a hablar de las flores del campo y el canto de los pájaros. Así, el primer single, «Wild International» ya es toda una declaración de intenciones. «Antes de profundizar más, esa canción es una respuesta a la forma en que veíamos al gobierno de EEUU tratar de redefinir los conflictos mundiales. Particularmente, cuando la Unión Soviética se derrumbó, no había motivo para sujetar a un país a la clase de miedo necesario para justificar lo que considero una desastrosa distribución de riqueza. Tras el 9/11, se pudo ver esa redefinición. El espectro del comunismo no aterraba a EEUU, justificando sus acciones en América Latina y en todo el mundo. Lo que llenó el hueco fueron Al Qaeda y el mundo musulmán en general. Esa canción expone, de un modo abstracto, a la gente como la derecha ha distraído a la gente de este gran incremento de riqueza de abajo a arriba.

Más allá de eso, habla hacia un sentimiento más profundo que siento y que sé que mucha gente también. Muchas de las canciones tienen que ver con momentos que se presentan como auténticas indignidades. Esa es la corriente que trato de capturar porque pienso que para mucha gente -los auténticos participantes que viven en la sombra y trabajan en los lavados de coches y son forzados a cruzar la frontera y tienen muchos obstáculos y sufren las auténticas consecuencias económicas- son dejados de lado en los debates por el lenguaje que usan o incluso la terminología.

Así que surge de mi propia frustración. Surge de ver como las cosas se han ido desarrollando políticamente y viendo tanta desatisfacción (sic) y cabreo en la gente sobre como le va al país. Y ver toda esa frustración viró hacia un acercamiento político más tradicional. El problema está enraízado con mucha más profundidad que cualquier cosa que el hermano Obama pueda hacer y la gente tenga que responder.

Creo que quizá un conducto para esa expresión. Yo también tengo las mismas sensaciones. Crecí siendo mexicano en el colonizado Southwest. Soy un artista pero no crecí siendo rico. »

El single, explica el cantante cabe interpretarlo como una mirada a «como occidente ha usado el cristianismo para justificar sus acciones cuando en realidad, esas figuras, Cristo y Mahoma, fueron rebeldes. Esas dos figuras religiosas han sido escogidas para justificar el poder, pese a que lucharon contra el abuso de poder y la expansión de imperios. Es casi como, ¿y qué harían Cristo y Mahoma?»

De la Rocha habla del actual estado de relación entre la política y el arte: «Oigo muchas cosas. Han habido ocho años de administración Bush y el descenso de los sueldos y la gente responde a ello. Es una pena que más artistas no hayan sido oídos a nivel general. Pero echando la vista atrás, iba a conciertos de hardcore y vi a los Bad Brains, son momentos que recordarás para siempre y que te cambian la vida. La gente que fue a esos concierto se han hecho activistas o artistas como resultado de cambiar su perspectiva. Durante los años 80, cuando el punk era visto como inviable o peligroso o amenazante para la industria musical, esas voces fueron al underground, creando sus propias cadenas y vehículos para producir lo que produjeron. Creó una generación muy politizada. Así que, no tengo la impresión de que la música mainstream sea siempre un indicador de las frustraciones políticas que existen debajo de la superficie.

He viajado mucho de aquí a México desde el levantamiento zapatista en 1994. La Rand Corporation hizo un estudio sobre como los zapatistas fueron capaces de crear tal presencia internacional y que sus experiencias y objetivos de la revolución fueran esquematizadas para tanta gente en todo el mundo, y como eso provocó el rechazo de más acciones militares contra las comunidades. Internet tuvo mucho que ver con eso. Ya sea que estés interesado en un cambio y vivas en la jungla de Lacandon o seas un joven aquí que ve los horrores cometidos en Iraq y Afganistán, ahora tenemos las herramientas para proporcionar una voz que lo denuncie. »

La letra del tema que da título al EP contiene una frase que dice «Si L.A. fuese Bagdad, seríamos Iraquís.» De la Rocha explica el sentido: «De algún modo, esa frase es uno de esos momentos de redención que hay en todo el EP. Pero también marco una comparación entre la expansión del poder de EEUU en Iraq y Afganistán y la historia del Southwest, que ha sido borrada. Hay una estrecha relación entre lo que pasó en Fallujah y lo que pasó en El Álamo.

Cuando los colonos inundaron el sur tras la guerra civil llegando a San Antonio, básicamente por querer hacer esclavismo, se produjo un altercado y James Polk lo usó como excusa para invadir, para cumplir la doctrina del destino manifiesto en el Southwest, que realmente es un término equivocado ya que realmente es el noreste de México.

En Fallujah, había mercenarios de Blackwater, y soldados de EEUU tomaron escuelas y las usaban como bases militares en interés de Exxon-Mobil. Y los estudiantes y sus padres reaccionaron montando una protesta. Varios estudiantes fueron asesinados. EEUU usó eso como pretexto para entrar y diezmar Fallujah. Exploro eso en la canción.»

El músico no cree que sea posible separar el activismo político de la composición musical. «No creo que sea válido hacer una separación, especialmente en estos tiempos. Para mi, el único momento en que la línea se marca es cuando estás produciendo música y tratas de poner en orden cierta idea – eso es bastante liberador, de forma bastante abstracta. Es en esos momentos en que te sientes libre y puedes seguir adelante y explorar porqué te sientes libre en esos momentos. En el pasado, (trabajando) con Trent y Shadow no sentí eso.

Trabajando con Son Jorocho (donde trabaja como activista defendiendo a los granjeros del South Central de Los Angeles, entre cuyas actividades se encuentra tocar música folk con el grupo Son de Madera) me sentí más identificado con la comunidad, más colectivo. Era parte de una voz colectiva y no yo solo como artista, y algo de eso me atrajo.

Es gracioso: recuerdo haber leído que habían apuestas sobre quien sacaría disco antes, Axl Rose o yo. Uno de los chistes era que Axl iba a llamar su disco 'Chinese Democracy' y que ara cuando lo sacara habría democracia en China. Me reí cuando consideré llamar este disco 'American Democracy'. Pero se me escapó el nombre demasiado pronto. »

Reconoce que siendo año electoral «te mentiría si te dijera que la salida del disco es una coincidencia. Creo que es un momento interesante. El índice de aprobación más bajo de la historia de cualquier presidencia -y del congreso. Hay una interesante ruptura que se viene desarrollando y creo que es una saludable.

Ver a los demócratas, quienes eran realmente nuestra única obstrucción institucional a este tremendo viraje a la derecha, caer en la mimetización tras esta nueva fantasía imperial que se hizo realidad, ese fue un momento crucial. Mucha gente empezó a preguntarse la auténtica naturaleza de ambos partidos. Ahora más que nunca, hay un suelo fértil para que los artistas revelen la verdadera naturaleza de ambos partidos, que no son más que relaciones públicas de corporaciones transnacionales.

Barack es claramente el candidato más viable, el más inteligente, el que piensa de forma más progresiva pero odiaría ver las llamas de descontento apagadas por sus visiones retóricas de esperanza y cambio, cuando, históricamente, esas cosas solo han venido de los trabajadores inmigrantes o gente que lucha contra la segregación o contra la situación de segunda clase de la mujer. La historia nos ha enseñado cuando acaba una guerra, que siempre ha sido la gente de a pie la que ha liderado el movimiento. Los veteranos que vienen a casa y han luchado en la guerra y los artistas y músicos.»

Volviendo a la música, le preguntan como está la cosa en RATM. «Ha cambiado mucho. A la que te haces mayor, miras las tensiones y malos rollos y lo ves con otra perspectiva. Creo que nuestra relación ahora es mejor de lo que nunca haya sido. La describiría como genial. Vamos a seguir haciendo conciertos – tenemos un par gordos delante de ambas convenciones (republicana y demócrata). En cuanto a grabar música en el futuro, ahí no sé como encajamos. Todos hemos abrazado otros proyectos y los apoyamos y eso es genial.»

¿Como valora la reacción del grupo en todos los conciertos? «Ocurrió algo interesante durante la administración Clinton: la gente miraba adentro y no afuera, y no se fijaba en lo que pasaba. Rage puso en primer plano algunas cosas que vinieron poco después. Creo que la banda quizá vea que las cosas que decíamos tienen ahora más relevancia que cuando salió el grupo por primera vez.»

Con One Day As A Lion, De la Rocha tiene claro que quiere hacer directos: «Siempre he esperado que un proyecto en el que estuviera involucrado pudiera ser un poco más espontáneo, subirme a una caja y tocar. Yo y Jon pensamos igual en eso.«