Los fans más cerrados de Trivium se llevaron una decepción con el anterior disco de los de Florida: «The Crusade«. Y es que no les gustó el cambio vocal de Matt Heaffy, que dejó de lado los berridos para cantar en un tono melódico muy deudor de James Hetfield de Metallica.
Sin embargo, no se arrepiente: «Sabía que iba a generar controversia y que iba a ser una declaración y eso lo apreciamos. Siempre hemos sido una banda que ha mirado lo que hace y que crea cosas que generen opinión, y lo raro de la percepción de 'The Crusade' es que queríamos demostrarle a la gente que no solo somos una banda que se ajusta a una fórmula una y otra vez. En ese disco, cumplimos el objetivo que era hacer algo completamente opuesto a 'Ascendancy'. No queríamos que nada de lo que ocurrió en ese disco, apareciera en el siguiente pero aún así queríamos que siguiera siendo nosotros porque tenemos la sensación de que podemos ampliar nuestro sonido y no quedarnos fijados en uno. Seguía siendo metal y seguía siendo Trivium, solo que diferente y diversificado.»
Parece ser que el nuevo disco será una mezcla de ambos, ha reconocido a MTV.com: «Con este nuevo disco, básicamente resume todo lo que sentimos que hemos hecho como banda, aquello que sentimos que son los ingredientes clave de Trivium, todo juntado en uno y todo ello cubierto por una nueva dirección. Así que, tiene un poco de todo y más. Tiene tantas (partes) cantadas como 'The Crusade' pero a la vez tiene tantos gritos como 'Ascendancy'. Las canciones son más largas y hay más partes vocales. Así que hago de todo: de las notas más graves posibles a las más agudas a lo (Rob) Halford (Judas Priest) y todo lo que hay entremedio, y lo mismo pasa con los gritos porque hemos sentido que la música lo pedía.
Con 'The Crusade' habíamos tenido suficiente de gritos – y con las bandas que lo hacían, y por tanto, con nosotros. No queríamos hacerlo más. Pero cuando empezamos a ensayar para 'Shogun' y oímos lo brutal y heavy que era parte del material; es la mierda más heavy que hemos hecho nunca. Tratamos de cantar por encima y no quedaba bien. ¿Qué faltaba? Los gritos, era exactamente lo que hacía falta.»
Para darle otro giro de tuerca, la banda quiso cambiar de productor: si sus anteriores trabajos habían contado con la ayuda de Jason Suecof (God Forbid, Chimaira), en este, Nick Raskulinecz (Foo Fighters, Stone Sour) e ha dado la energía que le faltaba al grupo.
«Decidimos encararlo a la vieja usanza, usando la nueva tecnología de forma muy puntual porque con cintas se tarda tanto jodido tiempo en grabar…Nick nos hizo tocar el disco. La forma en que se hace el metal estos días es grabando un par de veces, asegurarte que es perfecto y luego vas y pegas un par de trozos, pones varias pistas de guitarra y pones la batería. Así es como va. Pero nosotros queríamos volver a la vieja escuela: grabarlo todo, sin gatillos en la batería. Teníamos que asegurarnos que tocábamos ahí y que era energético, y al oír el resultado final, lo que Nick sacó de nosotros es increíble. En términos de heavy y brutalidad, es lo mejor que hemos hecho nunca. Antes, nunca nos habíamos considerado que mereciéramos el término 'heavy' o 'brutal' pero esta vez las cosas son diferentes.»
Según el frontman, el álbum tiene influencias de todos aquellos géneros con los que crecieron: 'death', 'thrash' y 'metal extremo'.
«A todo el que se lo hemos dejado escuchar, ha quedado muy emocionado. Creo que hemos encontrado nuestro sonido. Lo acabamos de descubrir y con el próximo, lo definiremos. Le lleva un tiempo a una banda encontrar su sonido. Algunas bandas lo encuentran con el primer disco y a otras les lleva más. Creo que somos una de estas últimas y que vamos a ir desarrollando y que daremos con nuestro sonido total algún día. No sabemos qué disco será pero este está cerca de lograrlo.»