Hace un par de días os hablábamos de un cambio de estrategia de la RIAA para perseguir a las personas que intercambian archivos en la red.
Lo que pudiera parecer un ablandamiento de las tesis del grupo no es por propia voluntad: simplemente se han quedado sin fondos para poder pagar a la pléyade de abogados necesarios para litigar en tantos procesos.
Las grandes discográficas, que a fin de cuentas son las encargadas de financiar a la RIAA y sus actividades, han cerrado el grifo por lo que la asociación se ha visto obligada a cambiar su estrategia.