The Peaceful Riot

Reconozco que en ocasiones los prejuicios geograficos me juegan malas pasadas.Y me explico: hace varias semanas caía en mis manos «The Peacefull Riot«, un disco al que no lo presté demasiada atención, uno de esos trabajos que dejas sobre una montaña de CDs o aparcado en tu disco duro con la intención de escuchar algún dia que tengas paciencia y ganas.

En definitiva, son franceses, y ya se sabe lo acostumbrados que estamos a las bandas americanas o a las producciones que nos llegan desde allí. Todavía hoy uno desconfía que en Europa una banda nueva pueda entregarnos un trabajo de garantías en cuento a sonido e ideas que pueda competir o incluso superar lo que los norteamericanos nos venden.

Pasan los días, y uno de esos domingos grises en que no sabes que poner en tu reproductor de música decides darle una oportunidad a aquel disco que aún tienes pendiente de destripar.

La primera escucha se la das mientras haces otras cosas. Así, cuando reparas en alguna de las canciones, aprecias que el grupo en cuestión tiene más madera de la que creías. Pasa media hora y ese disco ha pasado de hacerte compañía a reclamar tu atención por completo. Es entonces cuando decides echar un vistazo con más atención a datos y detalles de la banda, y claro uno comienza a comprender que la atención que reclaman Empyr no es gratuita y que detrás de este proyecto hay unos excelentes músicos que además están muy bien producidos.

«The Peaceful Riot» es la última apuesta o, para ser más especifico, producción de Ken Andrews (ex-Failure, ON y Year Of The Rabbit), que en esta ocasión se ha puesto al servicio de estos franceses, y que, porqué negarlo, ha sabido dotar a los 12 temas que conforman este disco de un carácter y unas atmósferas de lo más auténticas y personales. Un trabajo el de Andrews que presupongo ha sido muy determinante e influyente en la banda y que, en mi opinión, muestra como un trabajo de producción puede afectar de un modo tan positivo a un disco que aún teniendo muy buenas ideas y composiciones acaba por convertir a las canciones en algo especial.

El disco abre el fuego con «God Is My Lover» una de las mejores y más atmosféricas canciones del álbum, seguramente la canción con elementos más progresivos de todo el disco.

El 2º corte, «New Day», fue su primer single y aquí la mano de Andrews juega un papel fundamental: los tempos y melodías perfectamente podrían formar parte de sus últimas composiciones en solitario; incluso el registro del cantante se le asemeja mucho. Una muy acertada opción como single inicial.

«Birth» es el siguiente tema que la banda nos entregan. Bastante convencional y que gana muchos enteros gracias a los arreglos espaciales. La misma línea sigue «Tonight» aunque en este caso las reminiscencias «emo» y un tanto más «pop» no terminan de dotar a la canción de la energía que sin duda contienen en resto de las canciones del disco.

No es hasta el 5º tema, «Water Lily» que nos encontramos de nuevo con un tema 100% espacial y donde el sello personal de Andrews es tan notorio que incluso en el sonido y tratamiento de las guitarras se adivinan ecos que recuerdan a los magníficos Failure o Year Of The Rabbit.

El siguiente tema es «The Voice Of The Lost Souls», muy genérico de rock alternativo con pinceladas metaleras que sin ser gran cosa si resulta muy efectivo. Con «Forbidden Song», la 7ª canción, el disco entra en una fase más reposada y menos experimental. De hecho, en este corte nos entregan un medio tiempo muy emotivo y atmosférico. Siguen con «The One», el tema más irregular del disco para continuar con «The Fever», donde no abandonan el clásico rock alternativo aunque la sombra de Andrews sigue estando extremadamente presente en la sonoridad del tema.

Con «My Empress» nos encontramos con otro tema de perfil bajo, algo más de 2 minutos que discurren sin pena ni gloria aunque no aburren.

Los chicos de Empyr todavía tienen alguna bala en la recámara antes de que el disco finalice, y sin duda «March On» lo es y con letras mayúsculas. Una canción bella, delicada y muy pasional que cuenta con unos arreglos electrónicos muy en la linea de lo que Andrews nos mostró en ON. Un gran tema que enlaza directamente con el último corte de este magnifico disco, «Join Us», donde siguen los arreglos y sonoridades electrónicas e industraloides. El tema comienza de menos a más para acabar después de casi 6 minutos «increscendo» en intensidad. ¡Sin duda, excepcional!

Que más puedo decir, fue uno de mis discos favoritos del pasado año.

Supongo que a muchos les paso desapercibido y desde luego no saben el magnifico disco que se están perdiendo. Un trabajo que como pocos a día de hoy, va ganando y ganando con cada nueva escucha. ¡No os los perdáis, son Empyr!