Jesse «The Devil» Hughes, frontman de Eagles Of Death Metal, ha charlado con el Montreal Mirror, sobre su banda, sus encontronazos con Axl Rose o su particular «aprecio» por Lars Ulrich, batería de Metallica.
«Con Eagles, Josh (Homme, líder de Queens Of The Stone Age) trajo a la gente a la puerta pero ya quedó en mi mano el hacer que se quedaran. Desde el principio, fue decisivo para esta banda hacer lo suyo y no ser un proeycto paralelo. Es como sobrenatural pero como si esta banda quisiese ser hecha y ser real. Entré en una banda a las últimas y vi muchas mierdas antes de eso, así que es realmente importante para mi que esta banda se base siempre en dos amigos pasándolo genial y proveyendo una declaración filosófica de hacer siempre lo correcto.»
Seguramente, recordaréis la trifulca verbal que mantuvieron hace un tiempo después de que Eagles Of Death Metal fueran teloneros de Guns N Roses durante un par de conciertos. «Como cualquier otro fan de Guns N Roses, me parece que Axl es muy insultante. Le ha hecho perder a mucha gente su trabajo, muchos dolores de cabeza y probablemente algunas crisis mentales mientras jodía con un disco durante 16 putos años: simplemente porque quería ser un capullo. Creo firmemente que los dioses del rock and roll me eligieron para echarle de la panda por un mal uso brutal del poder. Axl aún tiene la oportunidad de hacer lo que nadie espera que haga, lo cual es algo guay. Sinceramente pienso que puede hacerlo pero, primero, necesita controlarse y algo aún más importante, conseguir un verdadero amigo.»
No es tampoco Hughes un fan de otro ícono del rock: «Lars Ulrich de Metallica es alguien que me saca de mis casillas. Puedes ver que los otros tipos de la banda son guays y que solían ser jeviatas auténticos que estaban flipados de meta y que te habrían pateado el culo en los 80. Por otro lado, tienes a Lars, una nenaza que se dejó crecer el pelo, se puso una chupa de cuero y se infiltró en la pandilla guay. La única vez que lo vi llevaba unos pantalones de golfista y todo el mundo se preguntaba quien era ese golfista gordo que actuaba como un gilipollas en nuestra área del backstage. Podría haber sido el más grande pero me dirigí a él cuando vi quien era y le dije lo mucho que me gustaba Metallica, y me ignoró y se fue. Treinta minutos después, Josh me presentó como el tipo de la banda y ni siquiera me reconoció de hacía media hora y me dijo que le parecíamos unos locos. Lo único que quería en ese momento era patearle el culo.
Tal como me educaron, es importantísimo no ser un gilipollas solo porque puedas cantar o lo que sea. Este es el emplepo más guay del mundo y nadie, ni siquiera Lars, merece este trabajo. No te ganas la habilidad de excluir a la gente o tener un tratamiento especial y una sensación de derecho solo porque puedas hacer un ritmo. Un día terrorífico para mi es aquel en el que quizá no llegue a tiempo a mi avión para tocar en Bruselas, y me doy cuenta de que eso es un puto regalo. Cuando la gente tiene éxito en el rock and roll, puede hacerte ver el mundo como un sueño y eso es lo que jode a toda esa gente. Yo quiero y me gusta que la gente sienta que pueden ser parte – eso es lo que se supone que debe ser el rock and roll.«