La montaña rusa vital de Scott Weiland

Si hace 10 años alguien hubiera apostado porque en 2009 Scott Weiland iba a estar en la carretera haciendo carrera solista, trabajando en un nuevo álbum de Stone Temple Pilots, escribiendo una autobiografía y siendo propietario de una marca de ropa, English Laundry, probablemente recibiría hoy mucho dinero porque por aquellos tiempos Weiland coqueteaba peligrosamente con la muerte debido a sus excesos.

Hoy sin embargo, el frontman de Stone Temple Pilots puede decir aquello de «que me quiten lo bailado». Aunque lo que desea el vocalista a día de hoy es más tranquilidad para poder disfrutar de sus hijos, confiesa a Skinnie. «Algún día, sería bonito si alguno de estos negocios fuese exitoso para no tener que ser un esclavo de la carretera porque tengo dos niños que me echan de menos cuando no estoy y yo los echo de menos y quiero pasar más tiempo con ellos.»

El regreso de Stone Temple Pilots fue como la vuelta al hogar después de años alejado. «Se veía venir de hacía tiempo. Cuando estábamos en STP antes de separarnos no es que nos llevásemos demasiado bien. Ahora nos llevamos muchísimo mejor. Una banda es como una familia, pasas junto a ella por un montón de cosas. Hay veces que hay problemas que no solucionas como haría una familia. Conozco a estos tíos una gran parte de mi vida. Realmente todos mis años de adulto.»

El buen rollo existente y los buenos momentos previos si le han servido para rehacer la banda de su vida pero no sucede lo mismo con su otro gran grupo:Velvet Revolver. Weiland aclara: «No soy un frontman complicado, para nada. No, de hecho yo estuve en la banda con esos tíos y lo pasamos genial hasta que ya dejamos de pasarlo en grande, y entonces supe que era momento de marcharme. He oído muchas historias respecto de cierto cantante (Axl Rose) del que todo el mundo sabe y a veces me pregunto si todas esas historias con ciertas o quizá haya otro punto de vista.»

Weiland entiende la admiración que pueda provocar el hecho de haber estado en el pozo y haber logrado salir de él pero también afirma que no es el único que lo ha hecho. «Siempre consigo levantarme y embestir de nuevo. Keith Richards (The Rolling Stones) nos ha superado a todos y lo logró. David Bowie lo ha hecho. Los primeros iconos que hay por ahí. Muchos músicos han podido hacerlo. No quiero tampoco minimizar nada de lo que he conseguido. La vida es una montaña rusa. Es un camino. Algo que también he aprendido del éxito es que no es un destino porque de serlo haría mucho que ya habría llegado. Es algo continuo y fluye y refluye una vez te aseguras de estar en el sitio que fluye y refluye, es cuando te has establecido como artista que puede dejar imprenta como músico. Esa ha sido siempre la meta, la verdad.»

Lo cierto es que el paso de los años ha serenado también el carácter de Weiland. «Ya no actúo cuando estoy de gira como lo hacía cuando tenía 20 años. No salgo ahí buscando problemas. No salgo de clubs haciendo el idiota. Estoy soltero ahora pero no salgo de bares buscando chicas y tratando de conocer a mujeres. Me quedo en casa casi la mayor parte del tiempo y trabajo. La verdad es que mi vida es bastante corriente cuando no estoy en la carretera. Ahí si que no es tu vida normal. Es duro y tienes que motivarte para el concierto cada noche. Hacer un concierto de casi dos horas, aunque no te sientas bien o no estés de humor por haber tocado la misma canción (miles de veces), no tienes que dejar que el público se dé cuenta de ello. Tienes que poner tu cara de concentración y darle duro.»

Respecto a los inicios de su carrera musical, recuerda que «mis mejores amigos (y yo) formamos una banda en el instituto y tocábamos en fiestas de cumpleaños. Ahí empezó el sueño. Tras un par de años de universidad, decidí que me iba a dedicar a la música. No quería darme una razón para no destacar ni en una cosa ni en la otra.» Nació Mighty Joe Young que se transformó en Shirley Temple's Pussy, germen de {Stone Temple Pilots. «Quería poner el 100% en una cosa u otra, así que le pregunté a mis padres si me dejarían tomarme un año sabático y me dijeron que si. La cosa avanzó y les volví a pedir, al año siguiente, si me podía tomar otro año y así acabamos haciendo un trato.»

Hoy día, considera que «STP es algo grande. Es un monstruo de cuatro cabezas. Trae muchos ingresos y diría que cuando mejor me lo paso es cuando estamos haciendo discos. También me encanta estar de gira. Hacer un concierto, una actuación es divertido. »

Los tiempos han cambiado: a principios de los 90 internet no marcaba los tiempos como si hace ahora. «Creo que vivimos en un mundo con demasiada información y demasiada desinformación. Todo el mundo se ve como un blogger. Solo porque tengas un ordenador tienes la capacidad de sacar información ahí, que realmente no creo que sea necesariamente bueno. Me parece algo molesto.» La industria musical también ha cambiado: «Mucho tiene que ver con internet. Si hay alguien en una banda exitosa, nueva, la gente quiere información tan rápidamente que tan pronto hay una banda de éxito, ya hay otra pisándole los talones. La banda que era lo más deja de serlo y es dejada de lado. La industria discográfica ha cambiado tanto. Ya no busca crear carreras. Crean singles. Cuando salimos nosotros, en la época de Pearl Jam y Nirvana y Soundgarden, construían carreras. Era otra mentalidad pero era antes de la generación 'Facebook'.»

Sobre su línea de ropa, cuenta que «es como hace un álbum. Hay que hacer y rehacer distintos diseños. Es como hacer y rehacer una canción y producirla. Verla ya en desfiles es muy gratificante porque lleva mucho tiempo juntar todas las piezas de las camisetas, que tienen muchos detalles y están cosidas a mano y tienen un estilo muy inglés. Las corbatas, los patrones de los trajes, el de los chalecos. De algún modo fue como hacer un disco. Creo que todo arte sigue más o menos el mismo proceso.»

De cualquier manera con todos los proyectos que se trae entre manos (últimamente se ha aficionado a la pintura) no significa que se vaya a relajar. «A los 30 me seguía buscando a mi mismo. A los 20 no sabía quien era. Era un niño. Ahora con 40, estoy a punto de cumplir 42, sé quien soy pero eso no quiere decir que el viaje haya terminado.«