Crónica Avenged Sevenfold, Sant Jordi Club, Barcelona (20-10-10)

No voy a mentir: desconocía el tirón que Avenged Sevenfold tenían en España. Y quien dice en España dice en el mundo. La colas de entrada al Sant Jordi Club hacía pensar en un llenazo que, si bien no se produjo, si que quedó claro que los de Huntington Beach tienen una amplia 'familia' española (según parece más de 4.000 personas).

Los barceloneses The Cannibal Queen hicieron lo posible para amenizar la espera a los presentes ya que Avenged Sevenfold no se subirían al escenario hasta las 22.00h y ciertamente, viendo la reacción del público, lo lograron. El cuarteto aprovechó para presentar su disco debut (disponible para descargar gratuitamente en su web) donde se mueven con pericia en los terrenos del metal y el rock alternativo (con influencia de los 90).

Pasada la media hora de espera hacían acto de presencia AX7 que abrían la noche con «Nightmare», el primer single del álbum del mismo nombre. Tras adaptarse a la acústica de la sala rápidamente (el sonido del Sant Jordi Club no es el mejor), los californianos llenaron rápidamente el escenario con su juego de guitarras y la batería del gran Mike Portnoy.

Uno pensaba que Portnoy, por haber entrado en las circunstancias que entró, se mostraría apocado pero ni de lejos: si bien no es el mismo que veíamos en Dream Theater (está un puntito más retraído), si ha logrado integrarse a la perfección en la banda y eso era lo más importante: de su habilidad para encajar como músico, no teníamos dudas. Hay pocos baterías como él en el mundo. Si, cabía la posibilidad de que no lograra adaptarse pero cuando uno tiene talento, es complicado no mezclar bien con otros músicos con talento.

Pero no nos centremos solo en Portnoy ya que significaría dejar de lado al resto de la banda donde su dúo de guitarristas, Zacky Vengeance y Synyster Gates, destacan especialmente frente a un Johnny Christ (bajista) cumplidor y un M. Shadows, que si bien tiene empaque como vocalista, no se puede negar que no tiene demasiados registros.

Ciertamente, no deja de resultar curioso como varias de las bandas estandarte de lo que se denominó 'metalcore' (y pienso en Atreyu o Bullet For My Valentine) se han reciclado hacia un metal melódico sustituyendo los gritos por las voces cantadas: la influencia del heavy metal de los 80 toma mayor cuerpo con ese cambio. Supongo que lo que años atrás era visto como risible ha pasado a tener consideración de respetable.

Y, como ya comentamos cuando nos visitaron Atreyu hace unos meses, Avenged Sevenfold también tiran de muchos tópicos del heavy ochentero (dúos de guitarras, puño en alto, partes coreables) aunque remozados para los tiempos que vivimos, sobre todo a nivel estético (hoy en día Bon Jovi no se atrevería a pasearse con sus pintas de los 80). En los tiempos que vivimos, la imagen es también una parte importantísima de un grupo.

Retomemos el hilo del concierto: la banda se centró en su último disco. Sonaron cuatro temas del mismo de un total de once: la citada «Nightmare», «Welcome To The Family», «Buried Alive» y «God Hates Us; en ninguna de ellas dieron muestras de flaqueza. «Buried Alive» incluso parecía más su particular «One». Bueno, tampoco debería exagerar: Metallica es otra división. Pero la estructura del tema: comienzo lento para ir creciendo y acabar explotando si recuerda al genial tema de los de San Francisco. Y en directo crece esa sensación.

Cambió el telón tras «Buried Alive» para dar paso a un dibujo donde se veía la espalda de Jimmy «The Rev» Sullivan abrazado a sus compañeros, ante lo que Portnoy se bajó de su batería para rendirle honores mientras M. Shadows le recordaba y daba las gracias a los fans españoles por el apoyo recibido para continuar adelante sin él. Nos lo contó Johnny Christ cuando hablamos con él.

Hubo momentos también para temas de sus anteriores trabajos, claro está. Sonaron «Critical Aclaim», «Beast And The Harlot» o el bis, que fue «Bat Country», recibida por un entregado Sant Jordi Club

En definitiva, el quinteto sonó bien pese a la complicada acústica de la sala y cumplieron su papel de líderes de esa nueva hornada de bandas que dejan atrás su 'metalcore' natal, logrando la satisfacción del público aunque ciertamente, la duración de su set es corta: poco más de hora y diez minutos.

Veremos si con el paso de los años logran mantenerse y pasar a la historia como muchos de sus referentes que, todo sea dicho, les quedan lejos aún.