La espada de la ansiedad

Hace un par de días conocíamos la salida de The Sword de su batería, Trivett Wingo, aunque sin que se dieran a conocer los motivos. Ahora se publica la entrevista que ofreció Wingo y en la que detalla el porqué de su repentina marcha.

«Hace un par de años que lo veía venir. Quería terminar toda la ira por EEUU. Tenía la intención de hacerlo. Literalmente llegué a un punto donde física y mentalmente me era imposible continuar. Básicamente fui al médico el día después del (festival) ACL y me dijo que no podía seguir con esto un día más. No quiero especificar demasiado pero mi nivel de ansiedad por estar de gira llegó a un punto donde la medicación no era la respuesta. Puedes meterte valiums todo el rato pero llega cierto punto donde tienes que preguntarte y no deberías quedarte en casa. Me había estado medicando para salir de gira y me di cuenta de que la ayuda psicológica no era la respuesta. Era profundamente infeliz. No quería sedarme y hacer algo que no disfrutaba. Pensé que era mejor escuchar a mi voz interior y salirme de esto solo. Quería terminar con todo. De haber sabido el punto en el que iba a romperme, no habría planeado nada más allá de eso pero alcancé mi propio límite en cuanto al pánico y la ansiedad. Vivía en un infierno mental. Creo que también estaba empezando a afectar mi forma de tocar. Oficialmente había quedado hecho trizas.»

El batería reconoce que si bien los primeros días sin seguir la rutina de grupo a largo plazo todo serán beneficios. «Me siento triste y confuso ahora que ya no estoy en la banda. No puedo decir que no me arrepienta un poco de ver si podría hacer que funcionara pero siento (también) que me he quitado un peso sabiendo que no volveré a subirme a ese bus. Me va a llevar un largo tiempo superarlo y quitarme todo eso de la cabeza. Es un cambio de identidad para mi. Me di cuenta de que no puedo estar en una banda que sale de gira, ni siquiera en un par de años. Ha sido difícil para todos. La gente piensa que es realmente fácil conducir por ahí y volar en aviones y hacer conciertos de rock and roll. Lo que no entienden es que dejas tu vida personal. Todas las relaciones que te importan son amontonadas y abandonadas. No estás ahí para tus amigos, familia, la gente que quieres. Mientras tanto estás metido en una espiral donde te sientas y haces el moñas durante 23 horas esperando a tocar una hora de música. Eso me mató. Me estaba muriendo en la carretera. No puedo con ese montón de inactividad a diario y estar desconectado de todo. Decidí que era momento de trabajar de 9 a 5 y rehabilitarme. Quería una puta 'vida normal', con perro y una mujer y un niño y todo el pack.»

Su futuro apunta a la contabilidad: «Voy a ir a la universidad. Voy a tratar de sacarme un grado de contabilidad y luego probablemente un máster en dirección de empresas. Cuando digo una vida normal, lo digo en serio (risas)«