Crónica Alter Bridge, Sala Razzmatazz 2, Barcelona (15-11-10)

¿Cuando puede considerarse que una banda ha llegado a su cénit? ¿Debe haber bajado el listón para poder decir que tal o cual momento fue el mejor de su carrera? Parece lógico que se necesite un punto de referencia para medir. En el caso de Alter Bridge, cabe decir que el listón lo situaron muy alto con «Blackbird«, su segundo álbum. ¿Supera «AB III» lo hecho anteriormente por los de Florida? Pues si no lo supera, iguala lo ofrecido. ¿Y qué tal lo trasladan al directo? En seguida lo descubriremos.

Antes de que el cuarteto de Florida se subiera al escenario de Razzmatazz 2, los madrileños Eldorado trataron de calmar las ansias del público por oír a Alter Bridge con un voluntarioso rock sureño (Lynyrd Skynyrd o algo más moderno como Black Stone Cherry podrían ser bandas en las que hallan influencias) que sin embargo pese a contar con buenos músicos sonaba demasiado genérico y falto de gancho. La voz de su frontman tampoco parecía demasiado inspirada y aún contando la banda con una buena sección rítmica y un guitarrista que, detrás de su imagen de Stevie Ray Vaughan de andar por casa, escondía maneras, no lograron trasladar esos fundamentos en algo digerible.

Tras más de 40 minutos de actuación, y con el preceptivo vaciado de escenario, pocos minutos después de las 21h. las luces se apagaban y Myles Kennedy aparecía para tocar los fantasmales acordes introductorios de «Slip Into The Void», el tema que abre también su tercer disco, mientras poco a poco el resto de miembros iban apareciendo (Scott Philipps – batería, Brian Marshall – bajista y finalmente el gran Mark Tremonti – guitarra) para explosionar en ese torbellino de guitarras que suele caracterizar los temas más contundentes del grupo.

La voz de Kennedy sonaba extremadamente bien (superando de mucho al estado en el que apareció en las dos anteriores visitas del grupo a Barcelona) durante todo el concierto y la muralla sonora que construye su guitarra y la de Tremonti, ayudados por la sección rítmica de Marshall y Philipps, lograron envolver la voz de Kennedy (que incluso en ocasiones sonó baja, «pisada» por la machacante contundencia de las guitarras) para que, en caso de que tuviera dificultades (no fue el caso en ningún momento), estas no se notaran.

Cuando Mark Tremonti hablaba de que Myles Kennedy es el puntal de Alter Bridge no era exagerado: no solo tiene una voz privilegiada que compite en igualdad de condiciones con la de otros tótems del hard rock contemporáneo (Cornell, por ejemplo) sino que es un auténtico portento a las seis cuerdas, sin que en ningún momento desentone con el virtuosismo del guitarrista principal («Isolation», el primero de los bises fue un ejemplo palmario de ello). Los temas nuevos que tocaron (la citada «Slip Into The Void», «All Hope Is Gone», «Ghost Of Days Gone By» o «I Know It Hurts») sonaron frescos, contundentes y Kennedy clavó la voz en todas ellas con una facilidad asombrosa. Parece que en lugar de quemarle la voz, los conciertos con Slash le han servido para crecer en directo.

Pero es que no solo cumple como músico: el papel de frontman también lo lleva a cabo con excelentes prestaciones. Su interacción con el público (entregadísimo toda la noche, respondiendo a sus órdenes en «White Knuckles», coreando en «Broken Wings» o en la íntima «Watch Over You») es tremenda e incluso tiene tiempo para recordar que hace 10 semanas que no ve a su perro (Sigmund).

Sería injusto, de todos modos, centrar todos los parabienes en Kennedy, ya que Tremonti, esa endiablada máquina expende-riffs, en directo no hace sino trasladar lo que ya oímos en disco, sin ayudas de ninguna clase: sus dedos son así de rápidos. Si Jackie Chan no tenía dobles (en sus años mozos al menos y ahora quizá tampoco pero no hay comparación posible entre «Rush Hour 3» y «Police Story»), Tremonti tampoco.

En definitiva, Alter Bridge se han subido al podio del hard rock/post grunge/metal alternativo (o la etiqueta que os parezca) sin intención de bajarse. Y bien que hacen. Ni siquiera Creed llega a poder hacerles sombra y es que no hay comparación posible entre Scott «Gárgola» Stapp y Myles Kennedy.