Dean DeLeo: «Somos cuatro hermanos»

El New Zeland Herald ha departido con Dean DeLeo, guitarrista de Stone Temple Pilots, sobre las idas y venidas que ha venido teniendo la banda de Los Angeles y su agradable regreso el pasado año con un álbum autotitulado.

«Si hubiera algún premio a la paciencia y comprensión, tendría la repisa de la chimenea llena,» ríe DeLeo. «Hemos estado hombro con hombro (durante muchos años), literalmente -Scott (Weiland) y yo, de hecho, vivíamos juntos, compartiendo un cuarto cuando empezamos a salir de gira y teníamos una casa juntos- durante mucho tiempo y, sabes, empezamos a cansarnos de las rutinas de cada uno. Era un paréntesis muy necesario,» cuenta sobre la separación del grupo en 2003, tras una serie de desencuentros con Weiland.

Curiosamente, el cuarteto no había visitado aún Nueva Zelanda por, el tempestuoso pasado del vocalista. «Es asombroso como algunos estropicios con las drogas te inhiben. No nos dejaban salir de EEUU.»

El grupo se halla en Sudamérica de gira, un continente que les está resultando una experiencia incomparable, comenta DeLeo. «Las últimas semanas hemos estado por toda Sudamérica y es realmente bonito por aquí abajo,» mientras cita ciudades como Rio de Janeiro, Santiago o Buenos Aires.

«Son ya 20 años los que llevo en esta banda y si me permitiera doblarme y cabrearme, y perderme en ese mierdoso mundo de la rabia, ¿quien sería el idiota?,» se pregunta para explicar el porqué de su actual filosofía de vida. «Y mira, independientemente de lo que oigas sobre lo que pasó, los cuatro somos hermanos. Crecimos juntos. No creo que ninguno de nosotros planeara un (paréntesis) tan grande pero el inmenso éxito de Scott con Velvet Revolver, que todos respetamos, y nosotros no tiramos ningún objeto a esa máquina. Pero al final, los ríos llegan al mar, ¿no es así?»

Los problemas de Weiland con las drogas y sus detenciones de tanto en cuanto hicieron que sus compañeros optaran por la vía de la relajación. «Nos dio por los bonsais y el macramé (risas) Si, la jardinería y hacer ganchillo. El viejo ganchillo afgano. Lo digo porque, de hecho, mi madre me enseñó eso; ella es una ávida tejedora.» Ya más serio indica: «Todos somos seres humanos y todos tenemos diferentes cosas que hacen que flote nuestro barco.»

Con el paso de los años -y pasa en todas las bandas- las prioridades cambian: ahora que todos son padres de familia, esta se antepone a cualquier otra cosa. «Antes, lo primero era la banda pero ahora es lo segundo para todos. Primero y más importante es que todos somos padres y eso siempre va antes que nada. Pero si, personalmente, la vida ha cambiado porque al ser padre estás en una sitio en el que quieres hacer todo lo que sea humanamente posible como padre y amigo. Es nuestra responsabilidad moldear estos pequeños monos (risas)«