En ocasiones la línea que separa una banda telonera y otra cabeza de cartel se difumina por el tamaño, seguimiento o las propias prestaciones sobre el escenario de las mismas. Lo cierto es que cuando supimos de la gira de Russian Circles y Boris nos preguntamos quien iba a encabezar la gira: ambas bandas tienen un bagaje más que suficiente como para clausurar los conciertos por lo que, cualquiera que fuese la configuración elegida, tenía su justificación.
Por si fuesen pocos gallos en el corral, un polluelo (bastante alto y peludo, todo sea dicho) abría el fuego con un stoner-rock deudor de los grandes del género (Kyuss o Queens Of The Stone Age, sin ir más lejos). Saade es un dúo checo que, apadrinado por el batería de Boris, Atsuo, hace gala de un directo bastante convincente en el que los potentes riffs de Tomáš Zakopal logran atrapar al oyente mientras trata de hacer oír su voz con un efecto de bóveda. A su vez, el batería Simon Rozbořil muestra su buen hacer con las baquetas logrando el dúo un buen producto final que deja con ganas de hacerse con su primer álbum, “You Are Coming Home”.
Sin embargo, pese a la interesante propuesta de los checos, había ganas de oír nuevamente (y por tercera vez ya en España) a Russian Circles. Con nuevo álbum ya listo (se espera para octubre), el trío de Chicago deja claro, solo subirse a las tablas, que tienen un aura especial. Lo que estos tres tipos son capaces de reproducir sobre un escenario con pasmosa facilidad hace que cualquier elogio utilizado encaje como simple descripción: épico, majestuoso, magnífico… En fin, podríamos seguir con la lista pero sería reiterar algo evidente.
Su anterior paso por Barcelona fue en una sala (BeCool) que, lastimosamente, no permite que el sonido de ninguna banda florezca como merece. Así, su vuelta a un recinto de las capacidades sonoras de Apolo 2 (donde tocaron por primera vez como teloneros de These Arms Are Snakes) hizo que volviéramos a recordar lo tremendos que son: la guitarra de Mike Sullivan sonó apoteósica, el bajo de Brian Cook potente e integrado y mención aparte merece el batería Dave Turncratz, que en los finales de muchos de los temas se gusta y se merienda todo lo que se encuentra a su paso como el que se come un muffin de arándanos. Sus brazos y sus pies se mueven a velocidad de tren de alta velocidad pero con una clase que pocos baterías en el mundillo del post-metal pueden igualar.
El setlist recorrió los temas más potentes de sus tres discos pero no solo eso: además estrenaron un tema nuevo en el que destaca la línea de bajo de Brian Cook demostrando que el material del nuevo disco ha sido compuesto más que nunca como grupo. El tema en general: en la excelsa línea que nos tiene acostumbrado el grupo, con sus subidas y bajadas, sus momentos ambientales y una nueva exhibición final de Turncratz. Las ganas de oír su nuevo trabajo aumentan por 1000.
Llegaba el turno de los japoneses Boris que si ya en su discografía muestran una versatilidad y eclecticismo espectacular, su directo no desmerece y lo cierto es que son capaces de trasladarlo con solvencia al directo. Así, pasan de un tema de rock psicodélico a uno de pop de base electrónica o incluso algún ramalazo j-pop, pasando por otro doom u otro stoner sin que suenen fuera de sitio.
Las guitarras, cuando el tema lo requiere, logran crear un muro de sonido inquebrantable (se llegan a juntar tres guitarras cuando Takeshi usa la guitarra de su guitarra-bajo) pero también, los mismos instrumentos, en otros temas, sirven de simple acompañamiento de fondo dedicados a aportar matices sonoros.
Y mientras la voz de Wata suena melódica y fresca quien se lleva los focos es el batería Atsuo, que como si de un Nacho Cano nipón se tratara, canta, gesticula y se levanta reclamando aplausos con micro de telefonista y guantes. Además, eso si, se muestra como un buen batería.
En definitiva, excelente noche de rock con una interesante presentación (Saade), una asombrosa confirmación (Russian Circles) y un divertido carrusel sonoro (Boris).