El helado de espinacas de Helmet

Page Hamilton es perro viejo en el mundo de la música y por ello las ha visto de todos los colores. La pasada primavera, Helmet optaron por no seguir adelante con una gira que compartían con St Vitus y Crowbar debido a problemas con los promotores.

Uno no gira por el mundo durante veinticinco años para no saber cuando alguien trata de joderle. La gira fue mal llevada y creo que al final estábamos ahí agarrados por los pelos. El rollito entre bandas era genial. Todos disfrutamos con todas las bandas y lo pasamos bien pero hubo muchas cosas innecesarias en el aspecto empresarial de las cosas que nunca antes habíamos experimentado.

Hamilton reconoce a Loud que “no quiero ofender, porque hay mucha gente competente trabajando en sellos discográficos en todo el mundo, pero hay el mismo número de imbéciles son pesadísimos y que tienes que tragártelos. No es que quiera que me besen el culo ni nada pero la mitad de la gente… No sé como han logrado poder trabajar para un sello discográfico.

Y ese desencanto con la industria le llevó a editar su último disco, “Seeing Eye Dog”, a través del sello propiedad de su manager personal. “No tengo límite de tiempo para el próximo (disco). Así que cuando quiera componer más canciones de Helmet, me sentaré y empezaré lo cual es bonito. No es fácil económicamente, obviamente, porque me sigue gustando meterme en un estudio y grabar con un ingeniero y eso no es baratol. Es más barato de lo que solía pero con algo de suerte conseguiremos que este tren siga rodando unos años más.

Precisamente con “Monochrome”, álbum editado en 2006 vivió una malísima experiencia y se está planteando volver a grabarlo. “La situación entró en algo que no vi venir. Los socios comerciales… Eran unos criminales. No lo sabía. Conocía al tupo desde hacía muchísimos años y pensaba que era de fiar pero no era así. Me dio por culo. Y eso cambia el proceso de grabación. Había cosas muy buenas ahí.

Hamilton lamenta como discos como “Betty” y “Meantime” metió a su banda en el saco del ‘nu metal’, de algún modo como gran referencia e influencia de múltiples bandas de aquellos años 90. “Trato de no pensar demasiado en ello pero es frustrante que la gente nos descalifique porque se nos afilie o honre o deshonre con crear el ‘nu metal’ o ‘rap metal’ o lo que cojones sea, algo a lo que no sonamos ni por asomo. No me siento ahí procupándome por ello. Si, es frustrante pero ¿creo que somos mejores que el 99,9% del resto de bandas que hay por ahí? Sin duda. Rock o de cualquier otro género.

No le molesta, en cambio, que le comparen con AC DC en cuanto a mantenerse fiel a una fórmula. “Por eso me gusta tanto AC DC. Todo el mundo cree que es tan fácil y siemple pero nadie puede hacer lo de AC DC como AC DC. Nadie puede hacer esa música. ¡No puedes! Empiezas a tocar una canción de AC DC y suena como un cagarro. Es imposible hacerlo como lo hacen: son la hostia de buenos. Eso me encanta de Helmet.

Sabida es la formación ‘jazz’ del músico aunque no deja de sorprender que muchos de sus amigos más cercanos le consideren más un músico de jazz que el frontman de una banda de rock/metal alternativo. “Gente que conozco y quiero desde hace muchos años sienten la obligación de decir que toco jazz como si fuese más válido que Helmet. Me encanta la música jazz porque es extremadamente difícil y tengo que trabajar en ello cada día. Pero la música de Helmet tiene mucha más chicha. T M Stevens, el genial bajista de Pretenders y James Brown y demás, dijo que Helmet es como un gran bol de helado y que cuando lo muerdes hay espinacas dentro. Hay mucha cosa y es música genial para tocar.