Cumplir 10 años en el mundo de la música en los tiempos que corren no es sencillo. Hacerlo en un género como el rock progresivo logrando al mismo tiempo trascendencia e ir ganando público año a año es digno de elogio. Y hacerlo desde un país con una mínima (o, al menos, desconocida) tradición rockera merece los mayores elogios.
Desde su primer disco, los polacos Riverside fueron catalogados como una especie de hermano pobre de Porcupine Tree (aunque el frontman Mariusz Duda comparte marca de champú y peinado con Steven Wilson) con elementos de otras bandas del rock/metal progresivo (Pink Floyd, Dream Theater, Anathema). Es innegable que las influencias de los grupos citados son importantísimas en el sonido que nos ofrece el cuarteto pero, sin embargo, tampoco se puede obviar que la calidad de sus composiciones hace que no nos fijemos tanto en ello.
La segunda actuación de los polacos en Barcelona demostró que su directo es convincente. No cabe (Mariusz) duda (perdón, el chiste era inevitable aunque he de admitir que lamentable) que los años han curtido al grupo y les ha servido para lograr mostrar una contundencia propia de los grandes del metal progresivo a la vez que son capaces de llevar melodías dignas de estadio a salas de pequeño aforo como el coqueto Music Hall barcelonés.
Con la excusa del aniversario, Duda (vocalista/bajista), Piotr Grudziński (guitarrista), Piotr Kozieradzki (batería) y Michał Łapaj (teclista), hacen un repaso a la discografía de la banda sin olvidar un par de temas del EP que editaban este año (“Memories In My Head”). Empezando la velada con “After” (de su segundo álbum, “Second Life Syndrome”), los de Varsovia mostraron un directo mucho más inmediato que sus álbumes, sonando más heavys y menos sutiles, sin que ello deba interpretarse como un reproche. Al contrario, el directo hizo que temas como “Left Out” o “Egoist Hedonist” sonaran más frescos, menos prefabricados. Incluso un tema más reposado como “Conceiving You” gana en realismo e intensidad en vivo. Y otro como “Living In The Past”, tema de su último EP, convenció a una entregada parroquia barcelonesa que aplaudió y vitoreó a rabiar a la banda que se vio obligada a hacer dos bises ante la insistencia del público (cerraron con “The Curtain Falls” de su álbum debut).
Así pues, cabe decir que el saber hacer de Riverside logró convencer a los escépticos (pocos) que acudieron a verles y volvió a encandilar a los fans, que vieron como Mariusz Duda y los suyos, se dejaban todo en el escenario y sin virtuosismos excesivos, demostraron que el rock/metal progresivo no está reñido con los sonidos coreables.