En su primera visita de pago (y es que han explicado vivieron 3 meses en Barcelona como músicos callejeros), los mexicanos Rodrigo y Gabriela han podido comprobar como tienen muchos fans en la ciudad condal. Servidor no pensaba que fuesen a llenar hasta la bandera -que dirían los clásicos de las crónicas deportivas- la sala Bikini. No todos locales, eso si, y es que había amplia presencia de Erasmus (especialmente franceses país donde el dúo ha grabado un álbum en directo y cuenta con gran seguimiento).
Sin necesidad de teloneros (cosa, que en este caso, es de agradecer ya que de otro modo quizá habría eternizado la noche), Rodrigo Sánchez y Gabriela Quintero se subieron al escenario como un torbellino, mostrando desde el inicio su innegable química: sus más de diez años tocando juntos se notan y los gestos de complicidad no son impostados. Con una apabullante destreza con sus guitarras, el sonido en directo de los dublineses por adopción, no solo no se resiente sobre las tablas sino que gana en intensidad. Demuestran que en el estudio no hay trampa: si, sonará más pulido y tendrá algún detallito más aquí y allá pero el 90% es coincidente.
Sin prisa pero sin pausa, temas («Diablo Rojo», «Ixtapa», «Hora Zero» o «11:11») de sus dos largos cayeron ante un público que interactuaba con palmas, logrando que el dúo se creciera con el paso de los minutos y se sintiera -de nuevo- como en casa. Es sencillamente alucinante la facilidad con la que ambos músicos pasean sus dedos con endiablada velocidad por las cuerdas y usan la caja (ahí Gabriela da un auténtico master) como quien golpea una puerta. Absolutamente pasmoso.
Además de su excelente nivel técnico, los de DF demostraron una gran simpatía y, de hecho, las alocuciones de Gabriela lograron arrancar más de una risa del público. La guitarrista se sintió cómoda y entre risas explicó las andanzas de la pareja por Barcelona, contó el origen del título de algunos de los temas (“Juan Loco” es un homenaje al productor de su autotitulado disco, John Leckie) o habló del nuevo disco que editarán en enero bajo el título de “Area 52” y que contendrá temas de los dos primeros álbumes grabados junto a una orquesta cubana. Por cierto, Rodrigo prometió un regreso a España para presentarlo. Con orquesta, claro. Promete ser interesante.
En definitiva, gran directo el de los mexicanos que con su pasado metalero han logrado traducir esas influencias mediante guitarras acústicas añadiéndole una extensa paleta sonora y rítmica a sus temas dejando claro que la música en México no termina en las rancheras. Afortunadamente.