Songbook

No es la primera vez ni será la última que un artista cruza la línea que lo separa su propio estilo para intentar convertirse en otra cosa, sea lo que sea. Algo así le sucedió a Chris Cornell con su anterior álbum, «Scream«, ese disco, que debía llevar a Cornell a un público más generalista, y que acabó por crispar a todos aquellos fans que habían seguido su carrera a lo largo de los últimos 20 años. Definitivamente «Scream«, con el permiso de Mr. Timbaland, acabó por covertirse en un
desproposito. Un panorama controvertido para uno de los músicos más influyentes de las últimas dos decadas.

Así que, ni corto ni perezoso, en los últimos meses, Cornell se ha puesto manos a la obra para revertir la situación, y con cada nuevo paso parece que el agua vuelve a su cauce. Hace un año se confirmaba que Soundgarden retomaban de nuevo su actividad, algún concierto, actualización de su catalogo musical con un par de discos (uno
en directo y otro de sus más exitosos temas de toda su carrera). Y finalmente la confirmación de que la banda se ponía manos a la obra para la grabación de un nuevo álbum.

Mientras tanto Chris no ha dejado de tocar en directo y explotar convenientemente su extensísimo catálogo de canciones. Y qué mejor manera de devolver su carrera en solitario al lugar que no debióa bandonar, que con un álbum en directo. Un disco en vivo que nos muestre al autentico Chris Cornell en estado puro, y desde un ángulo en el que a día de hoy se encuentra muy cómodo. Básicamente en clave
acústica.

Los 16 temas que conforman «Songbook» han sido efectiva e inteligentemente seleccionados. Encontramos material de su etapa en Soungarden y de la más reciente etapa en Audioslave. No se olvida de aquel ya lejano proyecto Temple Of The Dog y desde luego también repasa algunos de los temas más introspectivos de su carrera en solitario.

El resultado funciona a la perfección, y aunque no aporta nada esencialmente nuevo a lo que ya conocemos, hay que reconocer el talento y la capacidad de Chris para desnudar todas las canciones y moverse con una maestria, una elegancia sublime en cada canción. Pueden respirar tranquilos aquellos fans que creian que el bueno de Cornell había cruzado la linea para no regresar. Cornell vuelve a llevar su carrera en solitario al lugar que le corresponde, y mientras
calcula hacia donde se dirigirá en el futuro, nos deja los oídos bien despiertos a la espera del nuevo trabajo de Soundgarden. Por la tanto solo me queda decir: ¡Bienvenido Cornell!