Que un grupo, tras 9 años sin visitar Barcelona y con un nuevo disco que difiere bastante estilísticamente de sus anteriores obras, mantenga un poder de convocatoria tan elevado es una demostración de que pese al paso de los años, siguen habiendo muchos fans de los germanos en España. Además, a las dudas surgidas por el tiempo de ausencia sin visitar la ciudad condal, se sumaba el hecho de que el grupo se había tomado un largo paréntesis antes de volver a subirse a un escenario, algo que no se produjo hasta 2009.
Como buen producto alemán, el cuarteto se muestra bastante rotundo y fiable en el escenario, con una Sandra Nasic con los clichés de frontwoman bien aprendidos y una banda que acompaña con solvencia: el guitarrista Henning Rümenapp (que ha aprovechado el tiempo de parón para alimentarse con ganas), el bajista Stefan Ude y el batería Dennis “Steve Buscemi” Poschwatta tienen una compenetración trabajada desde hace años y que revierte en el resultado final que se ve en directo (prueba de ello es el tema instrumental con el que abren los bises). A la fórmula se ha añadido un segundo guitarrista, que ayuda a dar empaque al producto presentado.
Nasic, por su lado, como decíamos, se mueve con soltura y pone posturas más o menos estudiadas, mientras su voz cumple con lo exigido gustándose en temas como “Pretty In Scarlet” en los que alarga notas. Tampoco cabe llevarse a engaño: su tono de voz grave no se destaca pero tampoco llega a quedar sepultado, lo cual no deja de ser meritorio.
La banda venía a presentar “Bel Air” -un disco en el que la influencia de la frontwoman es más evidente- y a fe que cayeron bastantes temas del disco (“Oh What a Night”, “Sunday Lover”, “She’s A Killer”…) que fueron recibidos, extrañamente, con bastante emoción por parte del público que pese a ello vibró más con clásicos como “Pretty In Scarlet”, “You Can’t Stop Me”, “Open Your Eyes” o los bises, “Big In Japan” o “Lord Of The Boards”.
Hubo tiempo para todo: música, humor (el bajista se puso cuatro camisetas que fue lanzando al público mientras el guitarrista, a modo de comentarista de moda, iba detallando los diseños y explicando que todas las camisetas disponibles en el stand de merchandising costaban 5 euros, lo cual, dicho sea de paso, es digno de todo elogio) e incluso versiones (el guitarrista tonteó con acordes de Foo Fighters, Queen y, ojo, Héroes del Silencio), logrando una excelente comunión con el público.
Sin alardes ni sorpresas, los alemanes cumplieron sin más quedándoles claro, eso si, que cuentan con un buen número de seguidores en Barcelona por lo que parece obvio que será parada obligada en sus próximas visitas a España.