“A Thousand Suns”, el último disco de Linkin Park, fue, sin duda, su ejercicio más variado y arriesgado. La banda experimentó con diversos sonidos alejados de su paleta habitual alienando a muchos fans. Culpa de ello fue el productor Rick Rubin, quien, según cuenta a Spin el vocalista Chester Benington les hizo una pregunta definitoria.
“La primera pregunta que Rick nos hizo cuando nos conocimos fue, ‘¿Qué clase de disco queréis hacer?’ Nuestra respuesta fue, ‘Bueno, cualquier cosa que no suene a lo que ya hemos hecho, sería un buen principio’. Y nos dijo, ‘Genial porque esa es la única respuesta que habría aceptado’. Eso nos compró para trabajar con él.”
Tras dos discos de sonido parecido (“Hybrid Theory” y “Meteora”) la banda se vio en la tesitura de evolucionar o convertirse en una caricatura de ellos mismos, considera Spin. “La gente se sorprendería del sentido del humor que tenemosa nuestra costa,” explica Mike Shinoda, el otro vocalista del grupo. “Hay cosas que hemos hecho en nuestra carrera que no haríamos ahora pero que nos parecieron adecuadas en su momento. Es como abrir un cajón y encontrar un par de pantalones de campana y decir, ‘¡Oh Dios mío! No me puedo creer que fuese al colegio llevando eso’.” Añade Bennington, “¡Pero era la hostia entonces!”
Parece que el nuevo disco -que sadrá en junio- recogerá el guitarreo de sus dos primeros trabajos con las texturas electrónicas. “En los dos últimos álbumes, si alguien aportaba una canción que sonaba muy Linkin Park decíamos, ‘Mmm, sigamos adelante’. Ahora sabemos que tenemos las habilidades y las herramientas para coger esas ideas y convertirlas en algo que es lo que de hecho buscamos, al contrario de meternos ahí y darnos cuenta de que suena muy nu-metal. Eso siempre será asqueroso para nosotros pero podemos tomar elementos de eso y reinventar el rollo, ponerlo al día y darle frescura.”
La banda le puso al redactor de Spin cinco de los temas nuevos; uno de ellos (“I’ll Be Gone”) cuenta con la ayuda de Owen Pallett, arreglista de Arcade Fire. “Es increíble,” cuenta Bennington. “Le mandas notas y en seguida te dice, ‘Te acabo de mandar el tema, hace como cinco minutos. Está hecho’.”
“Una vez empezamos a tocar temas en las letras que te golpean desde todas esas diferentes perspectivas, sabemos que estamos en algo especial,” explica Bennington. “Entonces es cuando el pelo empieza a erizarse. No nos sentamos y decimos, ‘La gente está incómoda por la economía. Escribamos sobre ello’. Nos ponemos un poco más poéticos, con un poco más de color. Muchas de nuestras canciones giran alrededor de la gente – un vagabundo, un soldado que vuelve a casa o un niño encontrando su familia.”
Shinoda expone que “algunas de estas canciones empezaron realmente suaves. Algunas sonaban realmente electrónicas y otras pocas eran folk. Es extraño recordar eso ahora, escuchando tan claramente una mezcla de nuestras influencias. Nuestros gustos se han ampliado desde que empezamos. ”