Pocos peros se pueden poner a un disco de Havalina: compacto, pulcro, sin fisuras; es el camino que han tomado desde que 2008 publicaran «Junio», olvidándonse del Blu de su anterior nombre y del inglés en sus letras. A partir de ahí, el sonido de sus siguientes tres discos ha ido madurando pero manteniéndose fiel a su estilo. Bajo estas premisas publicaban «h» hace tan solo unas semanas con el sello Origami Records. Por si esto fuera poco, el directo de los madrileños gana en frescura y contundencia como se pudo comprobar en la sala BeGood de Barcelona.
Tras un insultante retraso, anunciado para las 22:00 no fue hasta una hora más tarde cuando comenzó el concierto mientras aún entraban personas al recinto. Habrá que ser buenos y achacar la demora al cambio horario y no a una deficiente organización. Como no podría ser de otra manera, las primeras piezas de la noche cayeron del lado de su último largo: «Norte» y «El Estruendo». Estas y otras fueron la columna vertebral en la que se basó el concierto, acompañadas con canciones de sus otros discos: «Imperfección» y «Las Hojas Secas».
Tras pedir disculpas por un falso rumor que circulaba y decía que Maika Makovski les acompañaría esta noche, los sonidos densos y pesados se fueron adueñando de la noche con «Viaje Al Sol», «La Antártida Empieza Aquí» o «Desierto». También hubo tiempo para la introspección con temas más relajados como «Objetos Personales» o «Animal Dormido, Animal Despierto».
Manuel Cabezalí (voz y guitarra) es el dueño y señor del escenario, apoyado por un excelente Javier Couceiro a la batería y por Jaime Olmedo al bajo en sustitución del habitual Ignacio Celma, el frontman se muestra encantador con el público y roza la perfección con las seis cuerdas, una buena prueba de ello fue el genial solo que se marcó en «Música Para Peces».
Para los bises, debido la ausencia de vestuarios en la sala, Cabezalí pidió al público que cerrara los ojos durante 5 segundos para tener la sensación de que se habían ido y vuelto. El concierto finalizaba con una versión alargada de «Incursiones» y en la que el trío se bajaba del escenario para compartir con las primeras filas una genial jam.
Nadie se sorprende al afirmar que estamos crisis y es que uno de los mejores directos del panorama nacional, con una relación calidad/precio envidiable (8€ por 1 hora y 30 de un concierto apabullante), tenga tantos problemas para llenar una sala del tamaño (pequeño) de la BeGood, es un claro ejemplo de la situación económica en la que nos encontramos y de lo poco que se cuida a la música en este país. Pero eso ya es otro tema.
Texto: Elías Huerta
Agradecimientos: Miguel (Origami Records)