Algunos agoreros nos vienen anunciando desde hace algún tiempo, que el rock ‘n’ roll atraviesa una importante crisis, que cada vez va perdiendo adeptos, y por la tanto observan una falta de interés de parte del público en términos generales. No estoy muy convencido sobre la objetividad de estos datos, sobre todo cuando caen en mis manos ejercicios de rock tan efectivos como el nuevo álbum de Disastroid.
No es que este trío de San Francisco, vaya a cambiar el rumbo del rock ni probablemente sea algo que tengan en mente. Nada más lejos de la realidad. Desde que allá por el 2008 comenzaran su carrera discográfica con “Disastroid EP” dejaron bien claro que en adelante nos golpearían los tímpanos a base de ‘stoner’/’sludge’ sin contemplaciones ni concesiones.
Un par de años más tarde con “Life Or Death”, su primer álbum largo, nos pusieron sobre alerta, ya que su propuesta musical amenazaba con no estancarse en los parámetros del ‘stoner’. De hecho la vena ‘punk’ encharcó el disco, aportándole una intensidad implacable. Muchos fueron quienes les subieron al carro de la experimentación y, de hecho, aunque con matices, no estaban muy confundidos, sobre todo si tenemos en cuenta lo que nos ofrecen ahora en su nuevo disco “Money & Guilt”.
Si tuviera que buscar una definición para resumir en pocas palabras que nos ofrecen los de San Francisco en este nuevo álbum, creo que lo más acertado seria algo así: «Coge un puñado de potentes riffs, súmale a un cantante enorme, apórtale las dosis necesarias de ‘stoner’ + ‘punk’, no te olvides de unas cuantas locas ideas al estilo Melvins, remuévelo bien todo juntito y el resultado final = Disastroid».
Por tanto, aquellos que hablaban de experimentación no andaban muy desencaminados. A lo largo y ancho de los 9 temas que configuran este álbum -que por cierto nos despachan en poco más de 26 minutos- tienen tiempo para entregarnos un par de temas con clarísimas reminiscencias de Queens of the Stone Age (sirvan de ejemplo los dos primeros cortes, “Fallout” y “Low”, cuya sección rítmica toma prestado un ‘feeling’ que me recuerda a los magníficos The Jesus Lizard). A partir de aquí los temas circulan sin aspavientos entre la urgencia de temas como “Happy Channel” o “Gamera”, cortes como “Room In My Head”, donde el registro vocal de Enver Koneya recuerda sobremanera al de Chris Cornell o la curiosa “Eternal Home”, su contribución al ‘blues’ con un regustazo ‘stoner’ de lo más delicioso.
No puedo dejar de insistir en que “Money & Guilt” se mueve en su totalidad por ambientes afines al sonido Melvins o incluso Big Business. Dicho esto, no puedo más que reivindicar a Disastroid de cara al futuro. Básicamente resulta muy refrescante y revitalizante encontrarse con discos tan honestos como este, donde la dispersión de influencias bien entrelazadas dan como resultado fórmulas que nos afianzan en la idea de que al ‘rock ‘n’ roll’ le siguen quedando muchos caminos por recorrer. ¡Es cosa de cada uno atreverse a explorarlos!