El frontman de los galeses Bullet For My Valentine, Matt Tuck, ha departido con Rick Fiorino de ARTISTdirect sobre el nuevo disco de su banda, «Temper Temper».
Quisimos que fluyera de modo que no fuésemos conscientes de estar componiendo y fuese espontaneo. Fue una manera fresca de hacer las cosas. Quisimos hacer un álbum completo. Cada canción individualmente tenía que ser una canción maravillosa pero aún más importante, el álbum tenía que ser todo una pieza, una unidad. Compusimos muchas otras canciones también. Eran geniales individualmente pero no acabaron en el álbum porque cuando las metimos ahí no encajaron muy bien. Fue una decisión consciente componer grandes canciones individualmente pero también centrarnos en el álbum como un todo.
Fue un esfuerzo consciente hacer las cosas de forma diferente en el proceso compositivo. Una de las ideas principales fue ralentizar las cosas. Automáticamente, solo empezar a hacer eso, nos enfrentamos a una pequeña dificultad. Era raro ralentizar las cosas. Uno piensa que mientras más rápidas las cosas, más incómodas. Pero de hecho, fue al revés. Una vez le pillamos el tranquillo e hicimos las primeras canciones del álbum, todo fue bien.
La idea de ralentizarlo no era para hacer el álbum más accesible, era para hacerlo más heavy, más grande, con más chicha. Fue algo consciente que sin duda dio resultado. Para nosotros, mientras más tiempo estemos con ello, mejora. Llevamos tres semanas de ensayos ya y eso hace mucho más agradable la experiencia de tocar las canciones. Además, todo es un poquito ‘thrash’ y rápido lo cual es genial para el directo. Vemos los beneficios de ralentizar las cosas en perspectiva.
Preguntado por sus recuerdos de «The Poison», el debut del cuarteto, explica:
¡Locura! Hace mucho que no lo escucho. Cuando pienso en ese álbum, fueron los tiempos más emocionantes de nuestras vidas. Nos hemos hecho mucho más grandes y hemos tenido más éxito desde ese disco pero no creo que haya nada que supere esa sensación de que salga un álbum y lograra lo que logró haciendo que tuviéramos éxito y subiéndonos a la copa del árbol. Fue una locura. Me trae también malos recuerdos porque llegué al punto de la locura psíquica y la fatiga mental. Fue un ventilador de buenos y malos recuerdos – la mayoría buenos, si. Fueron momentos especiales en mi vida y la de los chicos. Esos dos años y medio nunca serán superados. Fueron momentos muy especiales.