Habíamos oído como vivió John Baizley, guitarrista y vocalista de Baroness, el brutal accidente que la banda sufrió el pasado verano en el Reino Unido y hace unos días conocíamos que el bajista y el batería, Matt Maggioni y Allen Blickle, abandonaban el grupo superados por las secuelas del accidente. Pero de quien aún no habíamos oído nada era del otro guitarrista, Pete Adams, que ahora ha explicado a Loudwire como vivió el traumático incidente.
Recuerdo toda la mierda (risas) Yo estaba estirado en mi litera casi a punto de incorporarme porque había derramado café y era como, «Oh, perfecto». Estaba estirado en mi litera. Estaba super cómodo esa mañana y la verdad es que no tenia ganas de levantarme. Estaba ahí estirado y es cuando me di cuenta de que, «Vale, algo no va bien». Oigo como los frenos fallan, noto que los frenos fallan. Asomé la cabeza por atrás de las cortinas estando yo ahí en la parte trasera del bus. Estoy en la última litera superior en el lado derecho del bus si lo miras de frente. Asomo la cabeza y me quedo, «Oh, no, estamos volando colina abajo. No tenemos frenos». Veo a Matt y a Allen ambos en el pasillo y caen hacia el fondo. Y veo a John por el pasillo y entonces es cuando agaché la cabeza. De alguna manera rodé hacia mi lado izquierda y me dije mis últimas palabras, «ha sido real». Estoy bastante seguro de que las últimas palabras que recuerdo haberme dicho fueron, «Tío, ha sido real» (risas) Echando la vista atrás, me quedo como, «¿En serio? ¿Eso es todo lo que se me ocurrió? ‘¿Ha sido real?'». Pero eso no iba a tener final feliz, eso lo sabía.
Volábamos colina abajo, tío. Me sentí como un zapato en una secadora, dando vueltas, lanzado en los confines de esa litera. Entonces el frigorífico, que estaba enfrente de mi, sale despedido y me golpea. Así que recibo un golpe del frigorífico y eso lo noté. Luego, tan rápido como empieza, termina. No sé como aterricé de pie. Estoy ahí de pie y pienso, «Vale, esto no está bien, esto no está nada bien». Primero miré como estaba… «Vale, ¿qué me ha pasado?» Así que compruebo todas las articulaciones, compruebo todo, y me quedo como, «Vale, no estoy roto. Tengo cortes y quemaduras y tengo la sensación de haberme dislocado el hombro pero no». Ayudé a nuestra manager de gira a salir de su litera, la ayudé a salir. Entonces miré por la ventana donde dormía y estaba petada. Miraba hacia los árboles que habían sido tumbados mientras la gente corría (por el bus). Era una área muy poblada y habían obras cerca, así que lo vieron y vinieron con escaleras y la gente nos ayudaba a salir del bus. Ahí es cuando empecé a procesar todo.
Fue raro, tío, miraba a mi alrededor y todo lo que veía eran nuestros discos, que son tan coloridos, veías discos rojos, azules, verdes y amarillos… Estaban ahí desperdigados, nuestras camisetas estaban por todos lados y eso fue lo más espeluznante. Miraba el accidente. Veía todo el merchandising desperdigado por todos lados y me quedé, «Oh, no, esto es jodidísimo». No vi a un par de miembros de nuestro equipo y la banda, así que ahí esperaba una bolsa de cadáveres, ¿sabes? Esperaba, «¿Quien ha muerto? De ninguna manera hemos sobrevivido todos… De ninguna manera». Lo esperaba y no sucedió. Todos estaban vivos. Mi reacción inmediata una vez vi que todos estaban vivos fue, «Vale, estamos bien». Me senté con John y me dice, «Tío, creo que tengo el brazo roto». Y le dije, «Uuh, si, creo que si (risas) Si, parece roto». Tenía una expresión preocupada mientras estaba ahí sentado, en plan, «Si, creo que también está la pierna rota». Todo era raro porque tratabas de procesar todo lo que pasaba. Vas diciendo, «Esto no me pasará nunca… De ninguna manera. ¿Qué probabilidades hay?» Entonces pasa y simplemente tratas de procesarlo. Estaba yo ahí sentado con nuestra chica del merchandising, Lindsay, estaba ella en shock y (además) se había llevado unos buenos golpes así que estaba yo ahí hablando con ella, tratando de calmarla. Sinceramente, mi foco de atención era tratar de encontrar mi ropa porque simplemente llevaba unos boxers y hacía un frío tremendo. Estaba yo ahí empapado y necesitaba ropa. Encontré unos pantalones con mi cartera, lo cual fue genial y encontré mi pasaporte, así que me dije, «Vale, estoy bien. Puedo ir a casa. Tengo que salir de aquí echando leches» (risas) Fue una locura de día… Un día loco y extraño. Lo único que puedes hacer las próximas 24 horas es procesar, «Casi morimos, casi morimos, casi morimos».
Yo he pasado por algunas mierdas chungas en mi vida antes. He pasado por algunas mierdas serias y traumáticas. Me he herido, he pasado dos meses y medio en el hospital… En plan «tres cirugías después». He hecho esto antes así que estaba preparado, si es que eso tiene sentido. Sentí como que tenía todo bajo control y nunca quedé demasiado conmocionado. Creo que porque no tuve que ser hospitalizado y porque no resulté terriblemente herido, pude mantenerme tranquilo y calmado, lo cual ayudó a todos un poquito; oírme hablándoles directamente. Pude hacer ese papel, pude ser ese tío que hablaba con la gente, calmado y haciendo que la gente hablara porque todos estaban en shock… Todos en la banda, todos en el equipo estaban conmocionados y yo pude estar ahí y calmarles hablando. Así fue para mi. Fui al hospital, me limpiaron y fui a casa. Todos fueron cuidados y tuve que encontrar a todo el mundo en sus respectivas salas del hospital… Y luego me fui a casa. Me perdí en las montañas. Por eso nadie ha oído mucho de mi porque he estado en las montañas desde entonces (risas) Ese soy yo.