Es una pena que el debut como cabezas de cartel de Amplifier en Barcelona no lograra atraer más público del que la banda de Manchester merece tras demostrar su talento en cuatro discos. La sala Salamandra 2 sirvió de base de operaciones en la que Sel Balamir (voz y guitarra), Steve Durose (guitarra y coros), Alex «Magnum» Redhead (bajo y coros) y Matt Brobin (batería), sentaron cátedra en un concierto que pese a acercarse a las dos horas pasó en un suspiro.
Los de Manchester (convertidos en quinteto en sus directos con un quinto miembro que apoya con una tercera guitarra o los teclados en función del tema) abrieron el fuego con «Mary Rose«, el animoso tema que cierra «Echo Street«, su último y excelente largo. Era un modo de hacernos entrar en calor porque lo siguiente ya fue uno de sus cañonazos, «The Wave«, que en vivo se ralentiza una décima dotándole de un espíritu más ‘stoner’.
Tras una transición árida con «Interglacial Spell«, la hipnótica «The Wheel» nos hizo rotar con su cadencia y ritmo circular llevándonos al que fue -al menos para quien esto firma- el momento más tremendo de la noche: la ya de por si majestuosa «Extra Vehicular» multiplica su grandeza en vivo al cubo. Con un Steve Durose rasgando la guitarra de un modo que si cerramos los ojos nos trae a la mente a los añorados Oceansize, el grupo da una clase magistral de lo que es construir una canción desde los cimientos dejando a la altura del betún lo que el 80% de los grupos de post-rock pueden ofrecernos. El crecimiento continuado hasta su espectacular éxtasis guitarrero es, en directo, de una eficacia y contundencia demoledora. Sin duda una auténtica joya para los directos.
Hubo momentos también para repasar algunos de sus temas más emblemáticos («Motorhead» fue recibida como el hijo pródigo que vuelve a casa por Navidad, «UFO’s» con la estufa encendida y «Neon» con una bandeja de aperitivos) y para ver que las armonías vocales de temas como «Where The River Goes» aguantan el tipo en vivo pese a algún problema de micro.
La banda que lidera el reservado Sel Balamir (es Steve Durose el que mayor interacción tiene con el público), logró convencer a los indecisos y confirmar en su fe a los creyentes: los mancunianos son muy buenos y lo transmiten sobre las tablas. Esperamos que su buen hacer sirva para que en su próxima visita hayan logrado el suficiente boca-oreja como para doblar como mínimo, la cantidad de fans. Lo merecen.