El guitarrista de Black Sabbath, Tony Iommi, ha hablado con Guitar World sobre el golpe que fue enterarse de que tenía linfoma. Lo que en un principio era un bulto en la ingle diagnosticado inicialmente como una infección tras realizarle una biopsia mostró que sufría un linfoma.
Una vez oí a mi médico decir eso, todo mi mundo cambió. Pensé, «¿un puto linfoma canceroso? Eso es. Ya está».
Una vez lo diagnosticaron, tuve que empezar inmediatamente el tratamiento. Y me dejó abatido. Pasé por fases de pensar, ¿puedo con esto? Y luego: por supuesto que puedo. No quiero morir. Quiero seguir y hacer lo que se supone que debo hacer.
La enfermedad de Iommi hizo que el disco de Black Sabbath quedara en suspenso pero cuando el guitarrista empezó a mejorar, siguió adelante con la composición de «13», el esperado regreso del grupo británico.
Pensaron que iba a recoger los bártulos. Pero le pregunté al médico, «¿Está bien si trabajo?» Y me dijo, «Si, solo ves con cuidado». Así que me metía en el estudio y tocaba un poco. Entonces me cansaba y tenía que sentarme. Los chicos me decían que no forzara.
A medida que mejoraba, el disco avanzaba. Sin embargo, a principios de 2012 el batería Bill Ward se bajaba del carro alegando que el contrato ofrecido era «infirmable«.
Me chocó. Oíamos cosas de abogados en plan, «No estoy contento con esto, no estoy contento con aquello». Esperamos mucho tiempo por Bill y queríamos arreglarlo. Pero al final, especialmente tras diagnosticarme, pensé, «Puta mierda, se acabó». Tenemos que avanzar. ¡Quizá la palme el año que viene! Así que le mandé un e-mail y le dije, «Bill, no podemos esperar más. Tenemos que seguir con esto». Y eso es.
Lo siguiente fue escoger sustituto: Brad Wilk de Rage Against The Machine. El resultado lo podremos oír a partir del 11 de junio, fecha en la que se publicará «13».