Hablando con la Metal Hammer al respecto del salto al estrellato de Limp Bizkit allá por finales de los 90, Fred Durst, ha recordado un particular momento que vivió.
Éramos la oveja negra – o la oveja blanca. No eramos lo suficientemente hip-hop ni lo suficientemente metal. Pero nos importaba una mierda y siempre tratamos de decirlo descaradamente. Esa fue una de las cosas que acabó no gustando de nosotros.
Acabó pasando. No tuvimos tiempo de darnos cuenta. Nos reíamos cada día del hecho de que ni siquiera existía. Yo soy la clase de tío que no podía ni acercarme a las chicas monas y pedirles para salir; pasé de eso a habitaciones llenas de gente que hacían cualquier cosa por mi.
Recuerdo una vez que habían como 15 chicas inclinadas mientras otra les iba metiendo fresas en el culo. Me quedé como, «¿Qué cojones está pasando? ¡Esta mierda no pasa fuera de los vídeos de Mötley Crüe!»