Trent Reznor ha charlado con Mark Beaumont de The Guardian sobre el regreso de Nine Inch Nails con «Hesitation Marks», que se pondrá a la venta el 8 de septiembre.
Estuve pensando mucho en la era de «The Downward Spiral» y la persona que era por entonces. En «The Downward Spiral» daba la sensación de que tenía una rabia y un autodesprecio sin fin dentro de mi y tenía que canalizarlo de alguna manera o explotaría. Pensé que podría superarlo poniendo todo en mi música, poniéndome frente del público y gritando mis emociones desde mis entrañas… Pero tras un tiempo, la cosa no se aguantaba y otras cosas tomaron el control – drogas y alcohol.
Estoy feliz de ya no sentirme así. He aprendido a reconocer, mucho de ello a través del proceso de recuperación, de que estoy mal conectado en algunos sentidos, el equilibrio químico de mi cerebro está apagado en lo que a depresión se refiere. El disco fue compuesto como la otra cara de ese viaje. La desesperación y la soledad y la rabia y el aislamiento y ese aspecto de no encajar sigue estando dentro de mi pero lo puedo expresar de una manera más apropiada con quien soy ahora. Y a veces esa rabia es más calmada.
«The Downward Spiral» (1994) era ese otro camino más tenebroso de Reznor. Grabado en un estudio llamado «Le Pig» construido en la mansión de Hollywood donde Sharon Tate fue asesinada por los miembros de «La Familia» de Charles Manson, el concepto y la situación, terminaron por desviar a Reznor por una senda de autodestrucción. De hecho, tras un intento fallido de rehabilitación y durante la gira en 2000 con su magno «The Fragile», Reznor estando en Londres se chutó heroína blanca china creyendo que era cocaína.
Andaba tan metido en la agonía de la adicción que era una mierda pero eso no parecía mucho más mierdoso que muchas otras cosas, otras sorpresas que seguían pasando. Tiendes a acumular las cosas malas y dramáticas cuando estás en ese estado. Entraron a robar a mi casa, ¿como me ha pasado eso a mi? Oh, me han robado el coche, oh, me he despertado en un hospital – no suena tan extraordinario cuando todo es una mierda. Supongo que era otro ladrillo en el muro para darme cuenta en el algún momento de que ya era suficiente.
Tras un largo parón de hacer música, «With Teeth» fue su regreso y «Year Zero» su canto a un futuro oscuro.
Se suponía que era una advertencia, «Mira lo que va a pasar» pero ahora es como el pasado. Viendo como Bush avergonzaba América, las cosas cambiaban tan deprisa que daba la sensación de que ya ni siquiera se molestaban en esconderlo. Cualquier clase de confianza que pudieras tener en el gobierno o la ilusión de que una gran empresa no está manejándolo todo y que realmente todo es una estafa para para manejar la brillante manipulación de mucha gente en América sin educación – eso había desaparecido.
Pese al cambio en la presidencia, aquella advertencia ha acabado siendo realidad.
El día que (Obama) fue elegido sentí como que, «No me puedo creer que esto haya pasado». Avanza unos años – sé que una persona no puede cambiarlo todo y de que el sistema es lo que está roto – pero la mierda esa de Snowden de la que ahora nos vamos enterando, ¿le sorprende a alguien? Pero nadie hará nada al respecto. Los bancos nos han arruinado, han puesto en bancarrota al país. ¿Quien ha ido a la cárcel por eso? ¿A quien pasamos cuentas? ¿Qué ha cambiado tras eso? Nada. («Year Zero») se ha hecho realidad. Y nadie está haciendo nada al respecto, a nadie le importa. Alguna gente se ha quejado pero solo cuando conviene. Quejarse en los medios sociales no va a cambiar nada.
La composición del nuevo disco ha sido distinta, en cuanto a que ha sido un ejercicio en solitario y reducido a pocos instrumentos.
Lo que me inspiró más era sentarme solo con una batería electrónica en mi dormitorio, en mi oficina. El no tener un teclado o una guitarra y tocar todo con pads. Estar ahí sentado con, literalmente, solo un instrumento y haciendo el tonto, me pareció emocionante. Lo dejé a la mínima expresión porque no me daba la sensación de que necesitara más.
Posteriormente, Reznor quiso rodearse de músicos de postín: Adrian Belew (King Crimson) y Eric Avery (Janes Addiction). Sin embargo, el primero abandonó indicando que «no funcionó» mientras que el segundo aseguró sentirse «abrumado» por la intensidad que requiere Nine Inch Nails.
A veces oigo que soy un capullo pero simplemente quiero hacer la mejor obra posible. No de forma irrealista pero si que lo es. Nine Inch Nails es como formar un ejército para ir a una conquista. Lo formamos, luego tocamos y tenemos que tocar mucho para validar la formación, económicamente. Lleva a quemarse porque una gira que sería divertida si durase tres semanas llega a durar 15 semanas.
Pese a todo, Reznor sigue tratando de buscar maneras de innovar: anda trabajando en una alternativa a Spotify con Dr. Dre y Jimmy Iovine de Interscope/Geffen y que lleva por nombre Daisy.
Es todo un puzzle por resolver hacer algo que desde el punto de vista del consumidor traiga alegría y desde el punto de vista del músico pueda poner algunas cartas en el lado de la mesa del creador de contenido musical.
¿Y qué hay de su cambio de actitud con la industria? Tras ir por la vía de Juan Palomo, ha vuelto a asociarse con una multinacional como Columbia Records.
Me di cuenta que cuando sacaba mi propia música, con mi Twitter como la auténtica herramienta de marketing, es predicarle a los conversos. Trato de ver como mantener la cabeza fuera del agua.