En una entrevista que emitirá mañana la BBC World News norteamericana, Roger Waters ha reconocido que se equivocó cuando tras su salida de Pink Floyd hizo todas las maniobras legales para impedir que David Gilmour, Nick Mason y Richard Wright siguieran adelante con el nombre de Pink Floyd.
Pensé, pensé que estaba mal ¡y estaba mal! Por supuesto que lo estaba. ¿A quien le importa? Fue una decisión comercial y de hecho es una de las pocas veces que la profesión legal me ha enseñado algo. Porque cuando fui a esos colegas y dije, «escuchad, estamos arruinados, esto ya no es Pink Floyd» y me dijeron, «¿Qué quieres decir? Eso es irrelevante, es una marca y tiene un valor comercial, no puedes decir que dejará de existir, obviamente no has echado la vista atrás a Runnymde, obviamente no entiendes la jurisprudencia… No es de lo que crees, es sobre… Es lo que es esto». La ley es todo lo que tenemos, de eso va «The Wall».
Cuando Waters abandonó el grupo, lo consideraba «una fuerza gastada» y estaba descontento por el continuo uso del nombre de la banda. Waters llegó a pedir medidas cautelares impidiendo el uso del nombre y amenazó a promotores que anunciaran la banda como Pink Floyd. Finalmente, llegó a un acuerdo con Gilmour para el uso del nombre obteniendo a cambio el uso de la marca «The Wall» y el famoso cerdo hinchable.
Por otra parte, Waters afirma estar pensando en realizar un nuevo disco, según leemos en Consequence Of Sound.
Sabes, he tenido unos pocos avances recientemente de los que no hablaré pero voy a hacer otro disco. He tenido una idea muy potente y debo perseguirla y hacer al menos un disco más y estoy con ganas de hincarle el diente.