La gente de Courant ha charlado con Chris Cornell vía telefónica a pocos días de un par de conciertos en formato acústico en New Haven. Precisamente habla de la adaptación acústica de los temas.
Es una oportunidad de mostrarle al público la maleabilidad de una buena canción, la forma en que Rick Rubin juntó a RUN-DMC con Aerosmith, o el modo en que Johnny Cash hace el «Hurt» (de Nine Inch Nails) o el «Rusty Cage» (de Soundgarden), ideas que muestran lo que puede ser una canción, que no recae necesariamente en un artista en particular o un sonido particular o una versión de esa canción. No creo que todas las canciones sean así pero me da la oportunidad de mostrar que muchas de las canciones de mi carrera y mis bandas son así, o que tengo las dotes interpretativas de encontrar algo en estas canciones que puedan hacer que se aguanten en un contexto completamente opuesto. Creo que hay algo en eso, para mi, personalmente, eso ha sido super interesante: enfocar algo desde un ángulo completamente diferente y encontrar algo. Es difícil ver qué encuentras: ¿está en la canción? ¿Está en la persona que la toca? ¿Qué es?
Recuerdo cuando Johnny Cash hizo «Rusty Cage». Sólo salir, empecé a recibir mensajes en el teléfono de gente, diciendo que había oído la canción y lo mucho que les gustaban la letra. Cuando apareció la versión de Soundgarden -era un single que aparecía constantemente en la MTV- no recibí ni un mensaje diciendo lo genial que era la letra. Hizo falta Johnny Cash, quien, cuando cantaba esa letra, hizo que la gente la oyera. La mezcla de esa canción permitía que la voz y la letra estuviera delante, para que se oyera desde un ángulo completamente diferente. Creo que hay magia en eso. Creo que hay magia en la idea de que cuando compones una canción y la grabas y la publicas, tiene vida propia y hay muy poco que puedas hacer para afectar en esa vida.