A falta de un mes para que el nuevo disco de Opeth, «Pale Communion», llegue a las tiendas (aunque con bastantes días ya circulando por la red), Mikael Akerfeldt ha charlado con la Metal Hammer para el número que está ahora mismo en los kioskos. La web de la revista destaca algunos puntos de la charla. Así, el músico asegura tener claro que su banda se ha ganado muchos críticos con su progresivo (nunca mejor dicho) cambio de sonido.
No soy estúpido, puedo oír a la gente diciendo que ya no somos una banda de heavy metal.
¿Cabe entender su cambio como un acto de rebeldía?
Quizá lo que hagamos es rebelarnos contra el metal pero porque lo queremos muchísimo.
Además considera que lo principal para un músico es divertirse con lo que hace y no es algo tan común.
Hay muchas bandas que no parece que les guste lo que hacen.
Y quizá sea por su incapacidad para probar nuevas cosas.
Muchas bandas de metal no tienen las agallas para experimentar.
Sin embargo, tiene claro, eso si, que de querer hacer un nuevo disco en el que volvieran a sus sonidos más duros no se andarían con remilgos.
Si hiciéramos otro disco heavy sería puro death metal con blastbeats y mierdas.