Se celebró el pasado fin de semana Face The Music en Melbourne, Australia, una serie de conferencias centradas en el estado de la industria musical, siendo uno de los conferenciante el productor Steve Albini.
Albini aseguró que internet ha salvado la música, ya que ha devuelto el poder a las bandas. El productor señaló cómo uno de los grandes absurdos existentes es el uso de los derechos de propiedad intelectual de modo que incluso algo tan banal como el vídeo de un baile entre un padre y su hija recién casada o incluso un proyecto estudiantil infringen, técnicamente, los citados derechos.
Albini se refiere a los derechos de propiedad intelectual (vía The Guardian):
Por mi parte, creo que el concepto de propiedad intelectual exclusiva en lo que respecta a la música grabada ha llegado a su fin o algo parecido al fin. La tecnología ha traído a colación una necesidad de acoger el significado de la palabra «publicar» (n. del T: Albini usa la palabra «release» que tiene también como acepción «soltar»), como un pájaro o un pedo. Ya no es posible mantener el control sobre el material digitalizado y no creo que se haga un beneficio común tratando de hacerlo.
Hay un gran beneficio público en dejar que el material creativo termine siendo de dominio público. La ley de copyright ha sido modificada tanto en las pasadas décadas que ahora esto no pasa nunca, creando absurdidades cuando se invoca el copyright. Hay un gran volumen de obras que no están legalmente en el dominio público pese a que el poseedor de los derechos, autores y creadores ha fallecido o ha desaparecido como empresa. Y este material, desde el punto de vista legal ahora retirado de nuestra cultura – nadie puede copiarlo o reeditarlo porque sigue siendo objeto de copyright.
Otras absurdidades: el uso inocuo de música como fondo para vídeos caseros o proyectos estudiantiles es técnicamente una infracción y se colocan obstáculos oficiales para prevenirlo. Si quieres un vídeo de tu recepción nupcial – el primer baile de tu padre bailando con la recién casada – está fuera de límite a menos que no tenga sonido. Si tu hija pequeña hace un bailecito con una canción de Prince, no te molestes en subirlo a YouTube para que lo vean sus abuelos, porque un enano violeta con chaparreras con el culo al aire te pondrá una reclamación judicial. ¿He ofendido al pequeñajo? A la mierda. Su música es veneno.
La música ha entrado en el ambiente como un elemento atmosférico, como el viento y en esa capacidad no debería ser objeto de control y compensación. Bueno, a menos que los propietarios de los derechos quieran que le dé la vuelta a las tornas. Si creéis que escucharme vale algo, ok, pues bien. ¿Poner una canción de Phil Collins mientras compro en el super? Pagadme 20 dólares. ¿Def Leppard? Que sean 100. ¿Miley Cyrus? No hay suficiente dinero.