El guitarrista de Black Sabbath, Tony Iommi, ha estado charlando con The Mirror de su lucha contra el cáncer y las dudas de si vivirá mucho más.
Cuando los médicos me dijeron (en enero de 2012) que tenía cáncer pensé, «Hasta aquí llegué». Cáncer era igual a muerte, en lo que a mi respectaba. Encontré un bulto doloroso en la ingle estando en Nueva York promocionando mi libro. Pensé que era mi próstata de nuevo pero Ozzy (Osbourne) me dijo que me lo debería hacer mirar.
Le diagnosticaron linfoma contra el que ha estado luchando sin que, afortunadamente, le impidiera grabar el hasta la fecha último disco de Black Sabbath, «13» o salir de gira. Eso si, no le ha resultado nada sencillo.
Tras publicar el álbum salimos de gira e hicimos 81 conciertos en 28 países. Lo disfruté pero fue duro. Tras la enfermedad me cansé muchísimo. Cada seis semanas tenía que volar a casa para el tratamiento… Luego me tocaba quedarme en casa durante dos o tres semanas recuperándome antes de poder volver a unirme a la banda. Tuvimos que planificar toda la gira en función de mi enfermedad.
El músico tampoco las tiene todas contigo al respecto de los años de vida que le quedan.
Al someterme a dos operaciones diferentes a la vez, una en la próstata y otra en los nódulos limfáticos, me hicieron demasiados escáneres y demasiada radiación. Así que no me pueden hacer más escáneres aún. Cada día me reviso buscando bultos y nódulos. Cada vez que me duele el estómago pienso,»Oh Dios, es cáncer». Es horrible. Sueño con ello. Pero esa es mi vida ahora. El cirujano me ha dicho que no espera que el cáncer remita. Hay un 30% de que podría pero lo más probable es que vuelva y podría ser en cualquier momento. Miro la vida de forma muy diferente. Podría seguir por aquí otros 10 años o solo uno más – no lo sé.
Ozzy Osbourne explicaba hace poco que su intención es hacer un último disco de Black Sabbath y una gira para dar el cierre definitivo al grupo más legendario del metal de todos los tiempos.