Eric Avery, quien fuese bajista de Janes Addiction, ha escrito un artículo en The Talkhouse en el que habla de como logró equilibrar sus ideas artísticas con el éxito comercial o, en otras palabras, como intentar no venderse.
Una de las fortalezas imperecederas de nuestro decreciente legado es que fuimos, durante nuestros primeros años hace muchos años, lo que la gente pensaba que éramos: espíritus creativos libres. Podríamos haber hecho considerablemente más dinero de no haber sido el caso. No jugamos a favor de muchos aspectos de la industria que habrían sido normales si hubiéramos estado principalmente interesados en hacer dinero. Nos pidieron hacer un programa de la MTV llamado «Unplugged» y el resto de la banda estaba de acuerdo. Yo no. En su momento veía a la MTV como el demonio. Consideraba que una cosa era crear un vídeo musical y que ellos lo distribuyeran – igual que una radio ponía nuestra música – pero yo veía entrar en la boca del lobo como algo diferente. Los otros chicos no pensaban lo mismo de la MTV, pero debo reconocerles (especialmente a nuestro cantante, Perry Farrell) cuando nos sentamos con nuestro manager, los chicos dijeron, «Eric no quiere hacerlo así que no lo vamos a hacer». MTV era la gran máquina en su momento. Si no jugabas con ellos, significaba que arriesgabas perder un gran trato. Este es uno de los muchos ejemplos donde hicimos lo que creíamos, con un predecible coste para nuestra carrera. Con ese espíritu es como se tomaban muchas de las decisiones de Jane’s Addiction: con parte de arrogancia juvenil, si, pero esa ausencia de miedo liberó nuestra pasión y atrevimiento.